Tras la lluvia ha venido el frío y más que vendrá.
No puedo dejar de pensar en quienes han perdido
todo con las inundaciones, y en la respuesta de esta sociedad dormida.
No solo dormida frente a la desgracia ajena, sino también frente a unos políticos corruptos, que siguen en sus puestos como si nada hubiera pasado, cuando la responsabilidad es claramente suya.
No bastaría con dimisiones.
Sería necesario para que se hiciera justicia.
Reclusión
en cárcel y enajenación de todos sus bienes tan mal adquiridos.
Existen leyes para ejercer esa justicia.
Pero el poder hace esas leyes inoperantes para los
poderosos.
Queda otra vez en evidencia, que en muchas batallas, el mal
gana al bien.
Dicen que sufrir redime a los pobres.
Y gozar condena a los ricos.
Al tiempo que el jefe Francisco, nos dice que el
infierno quizá exista.
Pero que estará vacío.
Prefiero la versión original del cuento.
O de la historia.
O de lo que sea.
Pero no me tengas en cuenta, lector.
Milito en el lado de los que necesitan redención.
... y del cielo me caen los clavos.
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