miércoles, 2 de abril de 2008

Lo aburrido de la política

Al poco de las elecciones generales, escribía a un tercero; “Esto de la política me aburre y más ante la perspectiva de cuatro años de tonterías. La verdad es que tampoco el futuro a más de cuatro años es muy alentador, pues la franquicia tonta tampoco depara buenas expectativas. Veremos cómo evoluciona esto.”

Me aburre la política española porque es una merienda de negros. Un poder establecido, corrupto a todas luces, que destroza la ley en su provecho y una oposición amariconada que se pasa el día mirándose al espejo para ver lo “molona” que aparenta. La tercera en discordia, una población dividida entre el apoyo a la corrupción o a la tontería, pendiente de si el niño malo, a mala leche, le pega el martillazo al jarrón chino o si se lo pega, por tontería, el niño pijo. ¡Menudo futuro!

Para alentar mi desánimo, la silente oposición ha salido de su muermo para anunciarnos la nueva portavoz del partido; desmantela lo poco firme que quedaba y coloca a Piluca… bueno, a Soraya.

No conocía a la niña más que de vista - la vi nadar en unas declaraciones por la tv este medio día - pero por lo contenta que se ha puesto la oposición en su totalidad, debe ser de cuidado.

Leo hoy en un periódico digital: “Soraya, tras los elogios de Gallardón, dice que “más que las personas, lo importante son los principios y las ideas”

Ahora Soraya, ya te conozco algo más. Mira Piluca, el Cid Campeador y su cocinero probablemente tenían los mismos principios e ideas, pero había un abismo como personas. Esa declaración es un estúpido lugar común, respuesta a un piropo del Gallardón -¡menudo otro!- que te ha hecho subir el pavo.

Lo primero que pensé, si mayor fundamento, es que la franquicia tonta del PP se había modernizado incorporando un elemento de la relativamente reciente logia femenina española. Luego dudé. Pero después, también sin fundamento, repensé ¿pues no es el PP la franquicia tonta? Los “listos” los destinan al PSOE.

Antes de las elecciones, la situación había llegado muy lejos e hice y recomendé lo que creía se debía hacer para intentar parar de buenas maneras la corrupción que estaba ya claramente manchada de sangre inocente. La traición a la Nación es un delito grave. Pero el crimen organizado, impune, encubierto desde el poder, el crimen físico de ancianos y no natos, no es una cuestión de comisiones ni votaciones. Por eso argumenté el mal menor.

No resultó la vía “democrática” y tenemos de nuevo al consentidor en el poder y a la oposición mostrándonos con descaro a más de diez millones de tontos que “hemos picado” de nuevo. Veamos en qué acaban los abortos y las eutanasias que están en los juzgados y en qué continúan las prácticas y hasta dónde se amplia la ley. Eso será una referencia de lo que en conciencia debemos hacer quienes no quieran ser cómplices de ese genocidio silencioso.

Publicado el martes 1 de abril de 2008, en http://www.aragonliberal.com/