Síntoma: “Fenómeno revelador de una enfermedad”. Diccionario de la Lengua Española.
En esta sección comentaré hechos o actitudes cotidianas a las que no les damos importancia, pero de las que se pueden sacar conclusiones morales interesantes. Estas actitudes son una buena base desde la que examinar nuestra escala de valores y el listón de hasta dónde nos la han atrofiado con la técnica de la gota de agua, que día a día, de forma imperceptible, socava nuestra voluntad.
No hay detalle de la vida cotidiana que no amarguen los políticos. No nos debe extrañar ya que cuando el sistema está podrido porque lo están sus muñidores, no podemos esperar nada bueno. Incluso lo que sería bueno lo transforman en malo.
Hoy en una población mediana de la Cataluña nacional-socialista, la grúa se me ha llevado el coche. Quién lea esto dirá “¡toma, y a mí se me lo ha llevado también!”. No conozco a nadie libre de ese mal. Pero mi caso es diferente, porque yo tuve la culpa, pues aparqué mal, molestando a un tercero que me denunció. No había peligro, sólo incomodidad. Fue poco menos de una hora y el que me denunció no tenía que salir, pero le molestaba que alguien le hubiera obstaculizado. Pero la mala uva es también un subproducto del sistema.
A lo que íbamos. La grúa se me llevó el coche con razón. A muchos se lo llevan por estar mal estacionado sin molestar ni ser un peligro para la circulación. Actuar así es ilegal y supone prevaricación por parte de las autoridades municipales, pero ese delito no existe ya en España, salvo que sirva para quitarse de en medio algún funcionario honrado.
Me dejaron colgado con lo del coche. Pero como es una población mediana, el depósito estaba cerca. No me descontaron el precio del taxi. La gestión de la grúa me costó cien euros, la sanción 50 euros. Aparcar por descuido molestando el amor propio de un ciudadano, sin mayor riesgo para nadie, me costó 150 euros. Se hizo justicia conmigo… ¿justicia?
Esos 150 euros son ocho días y medio de jornales de un trabajador que gane el salario mínimo. Podría ser mi caso y será el de muchos a los que la grúa les retira el coche sin causa mayor. ¿Es justo que la administración cobre ocho días y medio de salario mínimo por una infracción sin mayor trascendencia?
Se me dirá, “¡usted aparcó mal y debe pagarlo!” Me pregunto, ¿qué debo pagar? ¿No es de razón que la pena sea proporcional a la culpa? ¿Y no lo es menos que la justicia sea equitativa?
Hoy me amanecí con la noticia de que un criminal etarra había sido absuelto por un error judicial. Parece que nadie lo va a pagar y, desde luego, no el responsable primero, el ministro de justicia.
Hace unos días, me amanecí con la noticia de que un criminal destrozó a una niña, porque por un error judicial estaba en la calle. Parece que nadie lo va a pagar y, desde luego, no el responsable primero, el ministro de justicia.
Hace nada me desperté con la noticia de que durante años un médico había estado matando no natos y descuartizando sus cuerpos, que luego tiraba a la basura. El poder se está pensando si el matarife debe responde por evasión fiscal, pero parece que las muertes nadie las va a pagar y, desde luego, no el responsable primero, el ministro de justicia…
¿Algún político ha dimitido o ha sido sancionado por errores graves o delitos que son de conocimiento público? Haga el lector la cuenta de los miles de políticos que medran en la Nación e intente recordar el número de dimisiones o de sanciones económicas que se han aplicado por los errores cometidos ¿será que no se equivocan?
Ante tanta impunidad, que no pido se me aplique, ¿es proporcional sancionar con ocho días y medio de salario mínimo por un descuido leve, por aparcar mal, sin otro riesgo?
Los ayuntamientos de la corrompida izquierda – no conozco los de derechas - utilizan la grúa municipal como medio de obtener liquidez para pagar las nóminas a fin de mes, pues el presupuesto lo dilapidan como todos sabemos. En las grandes ciudades se ayudan con las tasas de la zona azul, que grava conceptos ya gravados. La ley al servicio del poder, a costa de los ciudadanos.
España necesita sacudirse toda esa basura, pero no tengo claro que lo haga; mientras hacía cola en el depósito municipal, frente a una ventanilla con el cartel de “Caja” - ¿para qué dar rodeos con eufemismos? – una ciudadana estaba liquidando su culpa. Cuando el malcarado fulano del otro lado le dijo “son 150 euros”, la mujer le comentó, riendo, a su compañero “me he quedado sin vacaciones”. Le hizo gracia la cosa. Seguro que vota izquierda.
Publicado en aragonliberal.com, el 5 de abril de 2008