ace dos mil años, más o menos, Jesús de Nazaret fue
crucificado y murió en la cruz. Hasta aquí todos de acuerdo. Creyentes y no
creyentes. Bueno de acuerdo, todos los documentados, pues hay catetos y
fanáticos (que son los catetos violentos) que todavía niegan la existencia
histórica del personaje.
Los dos mil años también están documentados, pero en esos dos
mil años ha habido cambios en calendario y hacen que la fecha exacta oscile, al
igual obviamente que la hora. Pero el tiempo es único, independientemente de que
lo midamos con mayor o menor exactitud.
Hoy, hace dos mil años un hombre llamado Jesús, yacía en una
tumba nueva, recién muerto, tras una dura agonía que sufrió ayer. No estuve
aquí ayer porque me había comprometido a acompañarle en su Pasión desde otro foro. Hasta aquí todo bien, sin
compromiso. Mañana viene lo controvertido. Hace dos mil años los suyos, al ir a
seguir con las exequias, encontraron la tumba vacía. ¿Qué había pasado. ¿Jesús
Había resucitado? ¿Habían robado su cuerpo? Aquí empieza el lío. Unos creen que
resucitó, los creyentes, y otros creen que pasó cualquier cosa, pero que no
resucitó. Los no creyentes.
Resucitar implica no sólo un poder sobrenatural, sino y más
importante, que se cumplen las Escrituras milenarias que decían que un hombre
llamado Jesús, Hijo de Dios, pasaría por todo lo que pasó, que moriría y al
tercer día resucitaría. Hasta la muerte todo está documentado históricamente
Las profecías. La vida y muerte de Jesús,…. Si Jesús pasa la prueba de fuego de
la Resurrección, queda evidente que Jesús es el personaje de las profecías, es
decir, que es Dios, con todo lo que entendemos por Dios.
Por eso ser creyente o no creyente implica mucho. Implica
reconocer que lo que dijo Jesús durante su vida pública es fetén. La alternativa,
es que fuera un mero predicador, un filósofo, o un profeta… La clave está en la
Resurrección. ¡Que fácil sería todo si se hubiera gravado lo que pasó en la
tumba! Pero no fue así porque no debía ser así. Toda la teología cristiana,
basada en la esencia de la naturaleza humana, en el más contundente sentido
común, exige que no fuera así. El hombre tiene un sugestivo camino, guiado por
infinidad de indicios tangibles colocados en el tiempo por Dios, para llegar a
ver de forma nítida lo que pasó, esa noche, en esa tumba.
Creyente y no creyente. ¿Buenos y malos? Para muchos, en las
religiones sí, pero para los cristianos no. porque ser creyente implica cumplir
con lo que Jesús predicó y predicó no juzgar. Para los cristianos sólo,
creyentes y no creyentes, y a todos amor por igual, porque así nos lo predicó
Jesús. Dios: Prudencia frente al mal en todas sus formas, firmeza hasta el
martirio en las creencias, proclamación de la fe con el ejemplo hasta la
extenuación, pero siempre amor.
Si crees que Jesús mañana resucitará, eres creyente con todas
sus consecuencias, entre ellas y la mejor, la vida eterna junto a Jesús. ¿Quién
decide si eres o no creyente? ¿Tú? No, es una decisión demasiado importante
como para que quede en una mente tan limitada. El creer es una cuestión de fe y
la fe es un don de Dios, es Dios quien decide si eres creyente o no, dándote
ese don gratuito.
A mí no me lo ha dado, pero no me resigno y como soy un
espíritu inquieto decidí en mi juventud desentrañar ese asunto. Hoy todavía me
debato en la duda, pero tras décadas de estudio, oración y meditación, mi
sentido común ha llegado a la conclusión que, a la espera de una mejor
conclusión, tengo evidencias históricas y racionales como para poder afirmar
que, efectivamente, Jesús es el Hijo de Dios que profetizaban las Escrituras.
Ya sé que para un creyente de pedigrí eso es una tontería.
Pero para mí, un pecador, enfermo, limitado y que no ha tenido ni tan siquiera
los méritos necesarios como para que el buen Jesús le haya obsequiado con un
grano de mostaza de fe, es suficiente. Lloré ayer con la muerte de Jesús y
mañana seré feliz con su Resurrección.
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