e
nuevo “el coleta” (perdona, lector, pero es que no me acuerdo de su nombre), ha
incumplido la ley y ha roto su confinamiento. Él es un ciudadano especial que
está por encima de la ley. Así se lo debe creer. ¿O es que seguro de su immunidad
e impunidad, quiere contribuir en su medida al caos que espera favorezca su
revolución irano- bananera? A él no le faltará una mascarilla, un respirador o
una plaza en UCI.
Bajo
su moral no está mal, pues todo le vale en su camino hacia su cielo.
Pero,
¿y los demás? En Núremberg se juzgó por genocidio a actores activos y pasivos.
Muchos muertos en España por el virus y la negligencia. En el caso del “coleta”
(siento no acordarme de su nombre) no sólo actúa la negligencia, sino que es un
factor activo y consciente del contagio incumpliendo la ley.
Si la
pandemia tuviera una causa exclusivamente natural no tendría consecuencias
legales, pero al activarla por negligencia o al propagarla por acción
consciente y voluntaria, toma el camino del genocidio.
El
de la coleta no es sólo amigo y colaborador de un genocida narcotraficante y de un régimen
teocrático, es un aprendiz de brujo. Un aprendiz aventajado que ya está en las
clases de prácticas.
Creo
que debería habilitarse un tribunal que viese sobre la implicación del gobierno
español y sus colaboradores mediáticos y sociales en la difusión de este virus,
por acción directa o negligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario