Hoy, hablando con alguien de alguna tontería, me ha venido a la cabeza que ya estoy para encajar, es decir para meter en la caja.
Y entonces
lo he relacionado con el proceso de la economía productiva, en la que se encajan
los productos recién salidos del horno, del congelador, en definitiva, del
último paso del proceso de producción.
En
la industria se encaja lo nuevo.
En
la vida se encaja lo viejo.
Y
eso me ha alentado.
Porque
en la industria lo caducado, lo viejo, se desecha se tira.
Sin embargo,
en la sociedad humana, lo caducado, lo viejo, lo que ya no sirve, se mete en
una caja, lo más lujosa que pueda la economía de la familia y se pone a buen
resguardo bajo tierra o se purifica con fuego.
No
está todo perdido. En el subconsciente colectivo de esta desastrosa sociedad,
todavía subyace un hálito de humanidad.
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