Tras una larga y profunda crisis existencial, he decidido
tatuarme en el brazo; amor de madre.
Como me dan apuro las agujas, me lo he hecho con henna.
También me he rapado la cabeza dejando una cresta en
el centro.
La cresta no se nota mucho porque tengo poco pelo,
pero a vista de dron, queda evidente.
Quería ponerme un arete en la nariz, pero me daba grima y lo he dejado correr.
En su lugar, le he dado 20 euros a un vecino para que se lo ponga él.
Tengo a mi vecino muy contento porque era la ilusión
de suvida.
No sé qué le parecerá cuando se le pase la borrachera
y tenga su bajada.
Con todo esto se me ha pasado la vena ácrata, pero me ha llegado la romántica.
He enviado un ramo de flores a la ministra de igualdad
y me han entrado delirios suicidas, a lo joven Werther.
Mis amigos me dicen que es la crisis de los 50, pero
cumplí los cincuenta hace lustros.
No sé qué va a ser de mí como no se me pase pronto
este jamacuco.
Y para colmo, la gente que me rodea me parece idiota.
Esto es grave, pero es para lo único que he encontrado remedio.
No veo en la televisión ni leo la prensa.
Parece esa medida es como la aspirina para el dolor
de cabeza.
¡Quien fuera de estornino!
¿Qué es un estornino?
Un pájaro que tiene muchos amigos con los que se pega
unos viajes de aúpa.
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