lunes, 4 de marzo de 2024

Rezar.

 

De mayor quiero ser católico.

No hay forma más buena, cómoda y efectiva de ir al cielo.

La mejor herramienta del católico es la oración.

Si tienes problemas de dinero y le pides que te ayude a un católico, te dirá, rezaré por ti.

Si estás enfermo y quieres aliviar tu alma con un católico, te dirá, rezaré por ti.

Si tienes un problema de trabajo y se lo dices a un católico, te dirá, rezaré por ti.

Está muy bien eso de rezar.

¿Pero no le puedes dar veinte euros?

¿No le puedes visitar en su casa o en el hospital?

¿No puedes dejar por un tiempo tu trabajo y ayudarle en el suyo?

Y luego el católico que está rezando tanto por ti, te ve al cabo de seis meses, ni se acuerda de tu problema.

Poco habrá rezado.

Sólo un imbécil verá en esto una crítica a la oración.

O sólo un católico que rece mucho y haga poco.

Los fariseos, cuando rezaban, se rodeaban de trompetas y parafernalia.

Los nuevos fariseos, se complican menos la vida y tienen un emoji para decir rezaré por ti.

Y así, al ahorro de rezar, suman el ahorro de decir.

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