jueves, 8 de mayo de 2025

Fumata gris.

 

Papa León XIV. Foto: Trece TV.

Alegoría de fumata. Foto: libre en internet.

A estas alturas, ¿qué más da que salga un papa ortodoxo o un papá bergogliano, si la iglesia católica ya está rota?

Todos sabemos, porque es un dato, que Francisco en los últimos meses se dedicó a nombrar con premura, cardenales de su lado, para asegurarse un sucesor de su estilo.

Esto ya está hecho y no tiene remedio, pues ya ha pasado.

Para una persona sin moral ni conciencia, es fácil maquillarlo, pero una persona con principios éticos, no lo puede ignorar.

Si sale un papa de la línea de Bergoglio, se entenderá que es un papa forzado por una manipulación previa.

Si sale un Papa ortodoxo, se verá fruto de una conspiración.

El proceso está viciado de principio y eso no tiene arreglo.

Probablemente o mejor, sin duda, peleas de este tipo las ha habido en cada nombramiento papal a lo largo de la historia y habrá habido cosas peores, pero no trascendieron su momento.

Y el cristianismo se difunde por el ejemplo.

Y el ejemplo de Francisco y su tiempo ha sido nefasto y sí ha trascendido.

No entro en que Francisco haya sido bueno o malo, que no lo sé, lo que sí señalo, es que el ejemplo que ha trascendido ha sido de enfrentamiento y herejía.

Y ha escandalizado a muchos cristianos.

Quizá la realidad ha sido otra y los medios, en manos inadecuadas, han formado esa imagen malintencionada.

También dicen que el Concilio Vaticano II no tuvo nada de particular, si no que fueron los medios los que lo desvirtuaron.

Pero lo cierto es que el Concilio Vaticano II cambió la Iglesia Católica.

Es muy probable, que la historia hable de un cristianismo antes de Bergoglio y de una iglesia católica después de Bergoglio.

Y creo que es más probable, que hable para mal que para bien.

Porque iglesia católica y cristianismo son una amalgama, aunque a algunos les fastidie.

Lo cierto es que, salvo en contadas y santas excepciones, donde ha habido un jesuita, ha habido un conflicto.

Acabo de ver por la TV el nombramiento del nuevo papa.

Me ha dado buena impresión.

Habla español y parece que piensa en cristiano, al definirse como agustiniano.

Pinta bien. Mañana, más.

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