viernes, 1 de febrero de 2008

La opinión de los obispos

Los obispos españoles y sus escritos.

La Conferencia Episcopal Española ha hecho público, hace unos días (30 de enero de 2008), un escrito sobre criterios a tener en cuenta a la hora de votar. Intenta orientar a los católicos, y a quien les quiera escichar, de cara a las próximas elecciones generales en España.

Hace unos pocos años peleaba en un foro católico, al acercarse un período electoral, para que tomáramos la discusión política sobre a quién no debíamos votar. Me fue imposible avanzar en el tema, pues era opinión unánime en aquel concurrido foro que los católicos no debíamos discutir de política, ya que la Providencia y nuestras oraciones salvarían a España de cualquier mal.

Naturalmente no estaba de acuerdo – sí en la Providencia y las oraciones, no en la pasividad – pero no encontré otros argumentos que los míos y me sentí algo culpable, como si hubiera escandalizado a tan beata concurrencia.

Pero en noviembre de 2006 los obispos españoles vinieron en mi ayuda – de haber sido más leído lo habrían hecho antes - y pude demostrar a mis próximos que yo no era un católico revolucionario, un seguidor de la teología de la liberación o un exaltado. Con la instrucción pastoral “Orientaciones morales ante la situación actual de España”, la Conferencia Episcopal Española dejaba bien claro que los católicos somos parte de la sociedad, que debemos incidir en ella, que la democracia es algo bueno – aunque añado que la de España es un burdo remedo de lo que debería ser una democracia – y que es una obligación del católico formar parte activa de la vida civil aportando valores cristianos a su entrono profesional y, por descontado, es también su obligación votar.

Esta instrucción pastoral no gustó a la izquierda ni a un sector minoritario de católicos.

Ahora los obispos nos orientan sobre los criterios que debemos seguir para votar. No nos dicen a quién debemos o no votar, sino qué criterios nos deben guiar al elegir el voto. Este nuevo documento es la “Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ante las elecciones generales de 2008”. La nota ha gustado menos a los disgustados del anterior escrito.

¿Qué pintan los obispos en todo esto?

La pregunta inmediata es, ¿qué pintan los obispos en todo esto? Me refiero al asunto del voto y la política. La respuesta inmediata es que los obispos son los responsables espirituales del mayor colectivo español, el de católicos. Parece que nuestro sentido común debe susurrarnos que si hay un problema en la intervención de los obispos, no radica en el derecho que tienen los obispos para opinar – que es todo el derecho - sino en qué opinan.

Efectivamente, tenemos la obligación de escuchar la opinión de esos líderes espirituales no sea que sus opiniones nos conduzcan – como algunos líderes musulmanes parece que hacen con sus prosélitos – a cometer desmanes contra la sociedad española que no opina como ellos. Tenemos la misma obligación de escuchar a los obispos como la de atender a nuestros líderes políticos, no vayan a ser éstos los que nos lleven a cometer aquellos desmanes.

Parece que este planteamiento es razonable. Atender a las opiniones y crerse un juicio. De hecho, si no estuviéramos repletos de prejuicios, sería un buen camino por el que transitar para ir en el buen sentido. Veamos pues a dónde nos lleva esa senda.

Desnudos lo vemos todo más claro

Lo primero para aclararnos es desnudarnos de prejuicios. Ese ejercicio intelectual lo he realizado muchas veces. Unas, intentando ponerme en el pellejo de nuestro gobierno para buscar la lógica de sus acciones. Otras, colocándome en el punto de vista de la Iglesia para entender sus planteamientos.

El ejercicio con el gobierno me ha resultado infructuoso. No porque no entienda lo que hacen, que lo entiendo perfectamente, sino porque no he encontrado coherencia entre su función y sus acciones. Me explico. Un gobierno democrático debe asumir la representación de la nación que gobierna, incluidas sus minorías, ¡no digamos sus mayorías! No es el momento de entrar en detalles, pero cualquier observador objetivo verá que eso no se da en nuestro actual gobierno.

El ejercicio con los obispos me llevó a ver coherencia en su planteamiento. Coherencia en el sentido de armonía con lo que predican, que es el mensaje de Jesús de Nazaret. Esa coherencia suponía exponer unas ideas, recomendarlas y a la vez –extremo impensable en el gobierno – comprender y justificar otras ideas. Eso sí, justificarlas dentro del límite de lo que llamamos moral natural. Veamos un ejemplo; dos forofos del fútbol discuten. Uno le dice al otro “tu equipo es una basura y tú otra por seguirlo… y como me repliques te doy hasta en el carnet de identidad…”. El otro le contesta “no me cabe duda de que mi equipo es mejor que el tuyo, pero hablo a gusto contigo mientras no me insultes ni agredas”.

Beber de la fuente

Atender y hacerse un juicio. Este ejercicio intelectual lo puede hacer cualquiera porque es un ejercicio suave, aunque con gran rendimiento. Es algo así como la que se llamaba gimnasia sueca o como el yoga, que con unos movimientos sencillos pero constantes, nos ponen en forma.

El ejercicio aquí es molestarse en buscar en Internet los documentos de los obispos que cito. Yo empezaría por el más cercano, la "Nota de la Comisión ...", que cito más arriba. Permanente Sólo hay que hacer un “copia” y luego “pega” en el Google y a leer.

Conocer la opinión de gobierno es más fácil. Sólo hay que encender cualquier televisión a cualquier hora. Directa o subliminalmente tendremos la opinión gubernativa, no argumentada, machacada. Con honrosas y raras excepciones de programas y cadenas.

Los obispos

Para finalizar, sólo un apunte a modo de consejos de los libros de excursiones… que si tal calzado, que si tal ropa de abrigo… esas cosas que sirven para mejor provecho de la excursión, en nuestro caso para mejor provecho de la lectura de las fuentes.

Aquí como consejos recordar que los miembros del gobierno son personas en su mayoría indocumentadas, sin currículum profesional, sin ningún prestigio intelectual, procedentes de familias burguesas que tienen colocados a sus hijos listos en cargos directivos de empresas importantes y que han encontrado en esta política el puesto de trabajo de sus hijos menos dotados. En algunos casos ni eso. De esas cabezas vienen las opiniones gubernativas.

Los obispos son todos - habrá excepciones como en todo en esta vida - personas de relieve en un colectivo culto y prudente como es el clero en general. Un cura ha de pasar años en el seminario formándose intelectual y humanamente y luego ha de brear con el colectivo social que le indican. Los sacerdotes han de tener una gran voluntad, espíritu de sacrificio y humildad para enfrentarse cada día, en la soledad material de su vida, con los problemas más miserables de sus semejantes, que esperan de él más de lo que se debe esperar de un hombre, que es lo que son los curas. Una vida de estudio, de sacrificio, de abnegación, de renuncia que, en contadas personas – quizás no siempre las mejores, pero siempre buenas – se culmina con el cargo de obispo. Los documentos de la Conferencia Episcopal Española que aquí cito, contienen la experiencia social de personas profundamente conocedoras de la naturaleza humana en general y de la realidad social española en particular. Para los católicos, además, de personas inspiradas por el Espíritu Santo, es decir, que añaden al indiscutible valor académico de los escritos, su inspiración divina. No hay excusa para omitir su lectura.

Apéndice necesario

Sin duda el lector recurrirá a las fuentes, como aconsejaba más arriba. En el mientras tanto, ofrezco unas citas representativas del tono e intención de la nota. No me reprimiría un pelo en calificar de espíritu ruin al que, desde cualquier ideología, no diera soporte a estas afirmaciones y de canalla a quien las atacase.

“… los Obispos ofrecemos a los católicos y a todos los que deseen escucharnos algunas consideraciones que estimulen el ejercicio responsable del voto…”

“…Respetamos a quienes ven las cosas de otra manera. Sólo pedimos libertad y respeto para proponer libremente nuestra manera de ver las cosas, sin que nadie se sienta amenazado ni nuestra intervención sea interpretada como una ofensa o como un peligro para la libertad de los demás…”

“…Si bien es verdad que los católicos pueden apoyar partidos diferentes y militar en ellos, también es cierto que no todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida cristiana…”

“…No se debe confundir la condición de aconfesionalidad o laicidad del Estado con la desvinculación moral y la exención de obligaciones morales objetivas. Al decir esto no pretendemos que los gobernantes se sometan a los criterios de la moral católica. Pero sí que se atengan al denominador común de la moral fundada en la recta razón y en la experiencia histórica de cada pueblo…”

“…El terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión moral de la vida justa y razonable…”

“…La Iglesia reconoce, en principio, la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos, pretendan modificar la configuración política de la unidad de España…”

“…Hay que evitar los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública en favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas…”

“…Nos parece que los inmigrantes necesitan especialmente atención y ayuda. Y, junto a los inmigrantes, los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, las mujeres humilladas y amenazadas por la violencia doméstica, los niños, objeto de explotaciones y de abusos, y quienes no tienen casa ni familia donde acogerse…”