Desde que escribí en este blog mi opinión sobre Rajoy – martes 4 de marzo de 2008, "Duelo de titanes" -, me venía preguntando ¿qué camino ha tomado el PP?, ¿de qué personas se ha rodeado?, ¿a qué personas se ha quitado de en medio?
Cuando vi por vez primera a la tal Soraya en una de sus intervenciones, se me vino a la cabeza aquella pregunta tan castiza y desafortunada de “¿con quién se acostará esa chica?”. Naturalmente, no me planteaba su castidad – no hubiera estado mal planteármelo ante una persona pública, pero hoy en España es eso hilar muy fino -, sino que era esa pregunta retórica que nos hacemos los mal pensados, sin fundamento real, cuando vemos a alguien que está en un lugar privilegiado asignado a dedo, puesto en el que rechina por no poseer aparentemente ninguna cualidad para él (hoy, gracias a la influencia gay, muchos se hacen esa misma pregunta cuando ven a un hombre en situación semejante).
Pero hete aquí que hace unos pocos días aparece en todos los medios una foto de la Soraya del Rajoy, en una actitud que es extraña para vender ideas políticas; con un atuendo que es extraño para una persona que debería dar imagen de seriedad; y con una mirada de cordero degollado que algunos han interpretado como mirada sensual, algo así como una mirada ávida.
Y de repente se me enciende la luz; A la pobre muchacha le falta estilo, por lo que nada me dice su vulgar voluptuosidad, pero parece que ella se encuentra a gusto, que ese es su papel. No puedo dejar de pensar en los ciudadanos desahuciados por no poder pagar la hipoteca, mientras que quien debe ampararles posa para nos imaginamos quienes.
Con su actitud, interpreto que Soraya ha salido del armario y a mi ya me cuadra todo. Un simple gesto nos abre la puerta de la zahúrda. Luego vienen los argumentos de los defensores de la muchachita, los argumentos de los que quieren hacer méritos delante de Rajoy defendiendo a la muchachita,… y lo que vendrá. Ya conocíamos a los que nos gobiernan. Ahora conocemos también a la oposición. Solo había que dar tiempo para que la basura saliera a flote, y ya tenemos a la vista el paisaje de la política española.
¿Por qué España es la última nación en educación, y la primera en consumo de cocaína, en paro, en aborto y en corrupción? ¿Es una casualidad?, ¿es el clima?, ¿es mala suerte?... No, es una consecuencia. Son los frutos que se pueden esperar de ese inmerso tinglado de ateísmo y consecuente inmoralidad que cubre a nuestra nación.