El gobierno de España dice que va a autorizar la venta de la “píldora postcoital”, “píldora anticonceptiva de emergencia” o “píldora del día después”, sin control médico ni límite de edad. Venta libre, por ahora sólo en farmacias. Para muchos españoles – probablemente una mayoría estadística - que ya están a punto de caramelo, la opción es positiva. De hecho, hace una semanas oía una encuesta en la COPE sobre si el aborto, puesto que ya era una realidad de hecho, debía legalizarse; una mayoría de los que participaron en la encuesta -¡oyentes de la COPE! - dijeron que sí.
El argumento del gobierno sobre la píldora es magistral: Con ella, disminuirá el número de abortos. Probablemente una mayoría de españoles – desde luego, muchos de los que votan a la izquierda - estarán de acuerdo con esa píldora y mirarán al gobierno con la ternura que se mira a una organización humanitaria; gracias al PSOE habrá menos abortos. ¡Qué tiernos!
Probablemente sea cierto que se realicen menos abortos. Entonces, ¿es buena esa decisión de vender – y venderla sin límites - la píldora del día después?
Esther Fonseca, presidenta de la Asociación Española de Farmacéuticos Católicos, subrayó que semejante iniciativa gubernativa “es muy grave, no sólo por los problemas morales, sino por problemas de salud: es un fármaco hormonal y ningún otro se dispensa sin receta” (www.infocatolica.com/).
El Consejo General de Colegios de Médicos de España, dice que “la píldora anticonceptiva de emergencia es un medicamento, y como todo medicamento, no está exento de riesgos, por lo que antes de su administración debe ser el médico quien haga la valoración del beneficio/riesgo que esta prescripción supondrá para cada paciente en particular” (www.cgcom.org/cgcom).
Siendo graves las consecuencias médicas de semejante inconsciencia, no lo son nada comparadas con los estragos morales de esa medicina. El PSOE ha dado un paso más en su línea de trivializar al ser humano. Ha degradado a la mujer a criminal de sus propios hijos y ¡a justificar su crimen! Ha degradado al nasciturus a un mero objeto. Ahora, degradada en sus valores, habiéndola hecho carnicera de su progenie, le dice; “mujer, tu también eres un mero trozo de carne” y le facilita le herramienta para que haga realidad ese lema.
Hace unos días vi un reportaje sobre los colobos, monos que ocupan nichos ecológicos próximos a los chimpancés, pero que son menos conocidos a la ciencia. Dicen que, evolutivamente por debajo de los chimpancés (ya tienen éstos en España más derechos que los españoles), los colobos se caracterizan – entre otras cosas - por utilizar el sexo como una fórmula social, lo que sería darse la mano entre los humanos. Las imágenes de los contactos sexuales de esos monos, de breves segundos, por cualquier motivo, absolutamente mecánicos y de una elementalidad que desconcierta incluso en unos monillos, provocan la sensación de que estamos viendo los representantes del fin de un proceso evolutivo.
Vengo argumentando en este blog, que no está demostrado que el hombre descienda del mono. Quizás sea que sí, pero hay que demostrarlo. Sin embargo, debo rendirme a la evidencia de que el hombre sí tiende al mono. Si no todos los hombres, al menos los legisladores socialistas.