viernes, 7 de marzo de 2025

La religión, un campo de minas.


 Aprovechando que he entrado de nuevo en el terreno de la religión, quiero volver a advertir que no soy cura ni nada tengo que ver con ningún oficio eclesiástico, ni estoy bajo la estructura jurídica de ninguna institución religiosa, ni sigo disciplina de ninguna institución, grupo, secta o sociedad deportiva, que gestione ningún equipo de fútbol o paddle.

Soy un hombre independiente. No como los políticos independientes, a los que el morral no les deja decir su condición.

Solo dispongo de un DNI al borde de la caducidad y de una tarjeta de la seguridad social.

No me interesan los asuntos religiosos más que como una cuestión sociológica.

No me veo con capacidad ni autoridad para redimir a nadie, ni tan siquiera para catequizarlo.

No tengo ningún don, más que el del registro civil, cuando va delante del nombre. Ni soy más señor que el del mismo registro, cuando va delante del apellido.

Mi única experiencia misionera ha sido como la cabra de la legión, es decir, hacer sin rechistar lo que mi amigo y anciano cura me pedía. No por sumisión sino por cohesión. Y no para hablar de religión, sino para enseñar a cómo salir de la pobreza.

En consecuencia, lo que aquí digo que afecte de alguna manera a cuestiones religiosas, lo digo sin conocimiento y sin intención de lesionar ninguna fe, aunque sea la del moro Muza, que desconozco pero que respeto, si es una fe respetable.

Si digo algo que escandaliza, es porque seré un cretino, no un malvado.

Me he pasado la vida haciendo equilibrios para no molestar ni ofender ni a los más tontainas … y estaría bueno que después de pasarme una vida reprimido, se me fuera a tachar, al final, de provocador.

Así, que cada cual mee sus culpas y no se enfade conmigo, si lo que digo le disgusta.

Y para finalizar, un consejo que sirve para todos y especialmente para los católicos.

Salvo que te creas que tienes ciencia infusa, estudia los fundamentos de tu religión.

Con la mente abierta, pero con criterio.

Con la mente abierta, para no ser un fanático.

Con criterio, para no ser un hereje.



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