Soy un hombre independiente. No como los políticos
independientes, a los que el morral no les deja decir su condición.
Solo dispongo de un DNI al borde de la caducidad y
de una tarjeta de la seguridad social.
No me interesan los asuntos religiosos más que como
una cuestión sociológica.
No me veo con capacidad ni autoridad para redimir a
nadie, ni tan siquiera para catequizarlo.
No tengo ningún don, más que el del registro civil,
cuando va delante del nombre. Ni soy más señor que el del mismo registro,
cuando va delante del apellido.
Mi única experiencia misionera ha sido como la cabra
de la legión, es decir, hacer sin rechistar lo que mi amigo y anciano cura me
pedía. No por sumisión sino por cohesión. Y no para hablar de religión, sino
para enseñar a cómo salir de la pobreza.
En consecuencia, lo que aquí digo que afecte de
alguna manera a cuestiones religiosas, lo digo sin conocimiento y sin intención
de lesionar ninguna fe, aunque sea la del moro Muza, que desconozco pero que
respeto, si es una fe respetable.
Si digo algo que escandaliza, es porque seré un
cretino, no un malvado.
Me he pasado la vida haciendo equilibrios para no
molestar ni ofender ni a los más tontainas … y estaría bueno que después de
pasarme una vida reprimido, se me fuera a tachar, al final, de provocador.
Así, que cada cual mee sus culpas y no se enfade
conmigo, si lo que digo le disgusta.
Y para finalizar, un consejo que sirve para todos y
especialmente para los católicos.
Salvo que te creas que tienes ciencia infusa,
estudia los fundamentos de tu religión.
Con la mente abierta, pero con criterio.
Con la mente abierta, para no ser un fanático.
Con criterio, para no ser un hereje.
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