viernes, 14 de marzo de 2025

Conocer por las consecuencias. Jugar a los bolos.

 

A Nemesio. En la mañana del viernes 7 de marzo de 2025.


Debo estar chocheando, porque me ha dado otra vez por escribir sobre un tema no práctico. ¡Vamos en divagar!

Como llevo un par de días tratando sobre temas trascendentes, por un momento he pensado que estaba perdiendo el tiempo, y he decidido bajar a lo terrenal.

Una bola de bolos, todo el mundo sabe lo que es y por ello, cree en los bolos: Porque o bien juega a los bolos o ha visto jugar a los bolos o los creyentes más fanáticos, porque les ha caído un bolo sobre el pie.

En fin, que nadie duda de los bolos, que por cierto tienen mil acepciones, algunas sorprendentes, que puedes conocer buscando la palabra bolo en el diccionario.

Sin embargo, eso de Dios es algo que no se ve, que no se toca, que no huele y que si le insultas no te rompe la cara. Bueno quizás sí, pero a tan largo plazo que es probable que no relaciones la causa con el efecto.

A un lerdo le hablas de Dios y te pregunta; ¿cualo?  Porque en su puñetera vida se ha planteado perder el tiempo pensando en algo intangible.

Y nuestro mundo contemporáneo está lleno de lerdos a secas o lerdos ilustrados, que son peores.

Por eso, para hablar de Dios hay que utilizar técnicas que despisten al lerdo, de manera que le obliguen a pensar sin quererlo y sin darse cuenta.

Hay técnicas groseras y técnicas sutiles.

Creo que ya he comentado en el blog que en la España de la república comunista y de la guerra civil, se les decía a los niños; pedid caramelos a Dios y pedid caramelos a Stalin.

Cuando se los pedían a Dios, no tenían caramelos.

Pero cuando se los pedían a Stalin, un camarada les traía caramelos. La conclusión para los niños era obvia; Dios no existe y Stalin sí.

Esa es una técnica grosera, propia de mentes elementales y criminales: Una persona normal, no psicopática, no debería recurrir a ellas.

Pero sí es lícito y honrado recurrir a técnicas que lleven a una conclusión mostrando no el objeto invisible, si no los efectos visibles y tangibles de eso invisible e intangible.

¿Y qué es eso me dirás; en qué consiste eso?

Pues en que eso que llamamos Dios y que no vemos y sobre todo, que no comprendemos porque trasciende a nuestros entendederas, se puede conocer discriminando sus efectos.

El primero y más evidente es el universo: Alguien lo ha creado. De eso la ciencia nunca ha tenido duda. A ese alguien o algo es a lo que llamamos Dios.

Puedes decirme ese ejemplo no me sirve por qué; es muy grande y yo vivo mi día a día a lo pequeño. No me calientes la cabeza.

No te la quiero calentar solo estaba poniéndote en situación.

Si tú tienes bien asumido que el universo es la obra inteligente de un tercero, solo tienes que meter a ese tercero en tu vida y ver qué pasa.

¿Como metes a ese tercero en tu vida?

Te decía el otro día que en el lote de la creación va incluida la ley natural que rige el Universo pues de otra forma sería un caos.

Asumir la existencia de ese creador es asumir la ley natural.

No te será difícil, pues para eso eres un ser racional; si los irracionales la siguen, sería triste que tú siendo racional fueras incapaz de conocerla y seguirla.

Hoy ya me enrollado demasiado.

Si puedo mañana seguiré comentando las consecuencias de seguir esa ley natural que nos lleva a la experiencia tangible de la existencia de ese Dios intangible e incomprensible, en una primera instancia.

Lo dejo por hoy.

No tengo claro si estoy cansado o si temo cansarte a ti.

 


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