Ya he dicho en algún otro lugar del blog, que no quiero buscar ahora para no perderme entre tanta letra, que a pesar de la declaración que preside la portada del blog, no soy cura ni nada relacionado con la Iglesia católica ni ninguna otra; ¡si no estoy en la buena, iba a estar con una réplica!
Ni tengo intereses comunes con ella.
Eso no quiere decir que me caiga mal o tenga desafecto
hacia ella, aunque probablemente no se pueda decir lo contrario.
Siempre me he tachado de cristiano, pero es tal el
lío que está montado hoy en torno a eso, que prefiero llamarme católico que no
cristiano y no perder el tiempo en matizaciones.
Aunque así, católico, a lo bestia, creo que no lo
soy.
Sin embargo y como verás lector, lo que sí soy es coherente
y en aras a esa coherencia este blog está presidido por el crucifijo. Algo
tendrá el agua cuando la bendicen.
También te equivocarás, lector si intentas predecir
mi tendencia política por el contenido de las entradas.
En principio me parecen todos los partidos y
personas políticas, estamentos y personas despreciables.
Lo digo en base a mi vasta experiencia.
Puede haberlos buenos, pero no los conozco ni
conozco a nadie que honradamente conozca un partido o una persona política
buena.
A lo sumo puede haber alguno, persona o partido, que
permanezca honrado un ratito hasta que tiene la ocasión de dejar de serlo.
Y si no tiene ocasión enseguida la busca y con la
avidez de una alimaña la encuentra.
Eso sí. Si he de elegir entre una ideología con una
larga experiencia genocida o una ideología que ha matado a cuatro en defensa
propia, elijo la segunda, porque no me van los genocidas. Me dan, yuyu,
que se dice ahora.
Y también me lo dan, los que jalean a los genocidas.
Para mí matar lo justo y para comer.
El hacerlo por hobby o por dinero me inspira
asco, aunque los muertos sean pequeñitos y no se quejen.
Me parece que en todo esto no soy nada original y que
la mayoría de los que me leen pensarán lo mismo, o parecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario