Hace un tiempo descubrí un canal en YouTube,
que se titula Fortunata y Jacinta y que lo presenta una pintora reciclada en youtubera.
No voy a entrar en lo de Fortunata Jacinta y la
pintora, porque es algo complicadillo.
Te recomiendo que si quieres saber de qué va eso,
visites el canal y lo escuches allí, ignorando lo que te digo aquí.
Lo cierto es que el canal me gustó.
Ella dice que es tímida y cohibida y otras cosas parecidas,
pero no dice que es una persona con gran personalidad, parece que inteligente y
con un atractivo indefinido, como el socialismo, pero en bueno.
Tras este prolegómeno, aclaro que Fortunata y
Jacinta podría ser mi hija, por lo que a edad se refiere.
Ahora bien, como en todas las cosas …, nadie puede
decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de oír.
Como ha pasado un tiempo, me atrevo a emitir un
juicio.
Fortunata y Jacinta, además de pintora de cuadros
que me gustan, es filósofa y ahí empieza el problema.
No la entiendo.
En principio me gusta lo que dice, pero no la
entiendo.
Como pedagoga es buena y me parece que habla con
objetividad y verdad.
Pero como filósofa no la entiendo, a pesar de que
soy de ciencias y de letras.
Quizás por eso.
Y cuando aclaró que su maestro era Gustavo Bueno, me
dije; voy a buscar a Gustavo Bueno y escucharé de primera mano lo que
Fortunata y Jacinta dice de segunda mano.
Oí a Gustavo Bueno, pero tampoco lo entendí.
Y saltó mi primera luz de alarma.
Recelo por principio de los teólogos y filósofos a
los que no entiendo y que en sus divagaciones citan a Hegel o a otro autor
comodín alemán de la época.
Y Fortunata y Jacinta lo cita.
¡Válgame el cielo, que decepción!
Y para colmo escucho en el mismo bloque, una charla de otro filósofo de
la escuela de Bueno, que habla de que se puede ser católico y ateo.
El charlista dice que católico ateo es un oxímoron,
pero insiste.
A mis años, en los que todavía estoy especulando si
soy cristiano y católico, cuando me plantean lo de católico ateo, se me caen
los palos del sombrajo.
Lo cierto es que no escuché la disertación entera,
pero como vale más prevenir que curar, preferí prevenir.
Quizá ese hombre tenga razón, pero es un ámbito que
me importa un pimiento, un pimiento de esos que el mismo autor dice que es
cultura.
Luego escuché a un participante de la sacristía de
la Vendée, Gabriel Zarraute, que lo intentó explicar.
Me vale pulpo como animal de compañía. Porque estamos entre amigos.
Y hasta aquí llegó mi enamoramiento platónico de
Fortunata y Jacinta, de la que ya solo oigo su voz al tiempo que la miro en la
pantalla, pero ya no la escucho.
Salvo cuando no habla de filosofía.
¿Será que sus explicaderas son buenas, pero mis entendederas están maltrechas? Sic transit gloria mundi.
Vuelvo a recomendar La sacristía y a Fortunata
y Jacinta.
Pero veo que estoy muy mayor para tanto susto.
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