martes, 20 de junio de 2023

Todo por la tapia.

 

Cuando era pequeño, conocí al recluta Sánchez, que estaba de guardia en la puerta de un cuartel próximo a mi casa.

El primer día que se pasó en la puerta vigilando no sabía qué, apareció una furgoneta con enseres.

Se paró y el conductor le preguntó; ¿oiga donde ponemos esto?

El recluta Sánchez le señaló la pequeña tapia que tenía al lado y les dijo; échenlo por ahí.

A los transportistas les extrañó, pero hicieron lo que les indicaba la autoridad.

Al cabo, llegaron una furgoneta y una camioneta y ocurrió lo mismo.

Pero al fin llegó camión frigorífico con material perecedero.

Cuando el recluta Sánchez les dijo que lo echaran por la tapia, además de extrañarles les alarmó.

Y fueron a buscar a su superior, que vino enseguida y vio horrorizado como estaba todo volcado al otro lado de la tapia.

Encarándose con el recluta de Sánchez, el superior le dijo; oiga, ¿qué está pasando aquí?

El recluta Sánchez, un poco bruto a pesar de su apariencia, le dijo; no hago más que seguir lo que pone ahí, encima de la puerta: Todo por la tapia.

Y es que el pobre recluta Sánchez, a pesar de su tesis doctoral, no supo leer que el lema que había sobre las puertas de los cuarteles, hasta hace relativamente poco era: Todo por la Patria.

El pobre Sánchez, además de analfabeto funcional, era comunista y eso de la patria, no acaba de entender lo que podía ser.

En el partido le habían dado un panfleto, que ponía muy claro: patria=facha.

Facha= todo el que no piensa como tú.

Eso era todo lo que sabía sobre la Patria.

Y de tapia, no sabía nada, pues no le habían dado ningún panfleto.


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