domingo, 10 de diciembre de 2023

Soy sabio.

 

Sé pocas cosas, pero las que sé, las sé de cierto.

Estoy tan seguro de ellas, que podría ir como ponente a un congreso de sabios y ninguno me las podría rebatir.

Sé que el universo ha sido creado por una mente inteligente que no puedo conocer, puesto que no cabe en mi cabeza.

Sé que la teología es una ciencia tonta, porque su objeto es conocer lo inconocible.

Sé que he nacido.

Sé que he de morir.

Y sé que no sé cuándo.

¿Qué más se puede necesitar conocer, si sabemos el principio y el final?

¿No es gula intelectual, el querer saber más, que siempre será un saber incierto y por tanto inútil?

¡Que a gusto me siento cuando, sentado bajo un árbol, respiro hondo y me digo; ¡qué sabio soy!


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