sábado, 3 de febrero de 2024

Antonio Herrero, César Vidal, Federico Jiménez Losantos, Carlos Herrera... reductos del sentido común.

 

onocí, de escucharlos por la radio, (ahora ya no escucho radio) a César Vidal y a Federico Jiménez Losantos.

El primero, o el segundo, sucedieron a otro periodista que se llamaba Antonio Herrero, que falleció en un accidente de buceo.
Los tres tienen muy buena cabeza y denuncian con valor los excesos de los gobiernos socialistas.

Siempre estuve convencido que lo de Antonio no fue un accidente y de que lo asesinaron.

Nunca más se habló del accidente y Antonio Herrero cayó en el olvido. No en su radio, pues le dedicaron un estudio muy moderno.

César Vidal, continuó la línea crítica con el poder, establecida desde la cadena COPE (propiedad de la conferencia episcopal española) por Antonio Herrero, magnífico periodista (todos los citados son y eran magníficos periodistas).

Ya he comentado que tengo la convicción de que a Herrero lo asesinaron.

César Vidal tuvo que emigrar de España tras descubrirse un atentado en ciernes contra él.

Dio en Estados Unidos, donde al parecer prospera, como se merece.

También Federico Jiménez Losantos sufrió el atentado de un grupo separatista, pero sigue aquí a la espera del siguiente.

Actualmente ha tomado el relevo Carlos Herrera que también fue víctima de un atentado terrorista.

Todo esto da un caché a la cadena COPE y ríete de los presuntos reprimidos cómo Puigdemont y Otegi, criminales que campan por sus respetos en esta pseudodemocracia española.

Sobre César Vidal sigo buscando sus opiniones, porque es un hombre perspicaz, estudioso, culto y muy bien informado, casi siempre.

Aunque a veces, cuando ejerce de protestante, le prima esa condición sobre su sentido común y lo fastidia todo un poco.

Es un furibundo crítico iglesia católica, no sé si por protestante o porque debió acabar mal su relación con la COPE, lo que le ha inducido a una animadversión hacía esa institución.

Probablemente no le falte razón, pero me extraña que un hombre tan erudito caiga en la falacia de confundir la institución con las personas que la gestionan.

Incluso a veces se pasa de lo intelectual para bajar al barro.

Impresentable.

Para no alargarme no voy a entrar en sutilezas y me fijaré solo en la cuestión de bulto.

La iglesia católica es una institución relativamente monolítica, con un solo ideario, más o menos, qué es el catecismo de la iglesia católica.

La iglesia protestante, está formada por miles de sectas qué dicen casi lo mismo, parecido a la doctrina cristiana.

Es decir que, si tenemos que elegir entre el caos doctrinal de la iglesia qué representa César Vidal o la iglesia católica, a la que tan fieramente crítica este autor, parece que no cabe duda de cuál elegir.

Cuando priva la pasión, retrocede la razón.

César Vidal es lo suficientemente sólido, no, más que sólido, como para no tener que sumarse al carro de los intelectuales anticlericales.

Y es una pena que lo haga porque esa vía de pensamiento le ha llevado a elaborar teorías esperpénticas sobre la interpretación de cuestiones sociales actuales.

Me quedan el magnífico aragonés y el escatológico Carlos Herrera.

Pero a esos intentaremos verlos otro día, pues hoy ya me he alargado demasiado.

 

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