En estos casos, la única solución es que Dios nos
coja confesados, es decir, de aquí al cielo.
Parece que es lo que han de decir los españoles de
hoy, sean creyentes, no creyentes o medio pensionistas.
Porque el fulano que nos gobierna nos está empujando
hacia una pared de hormigón, cada vez con una aceleración mayor.
Es decir, que cuanto más tiempo pase más violento va
a ser el porrazo.
Se dice que ese energúmeno está ahí gracias al
soporte de los separatistas.
No. En España, como en todos los países, las cosas
no ocurren como pareciera lógico que ocurrieran, sino que se suceden a saltos
sorpresivos.
Eso es así, porque existen poderes fácticos que
actúan sin publicidad, por lo que no se pueden valorar las situaciones tomándolos
en cuenta.
El que el déspota esté en ese sitio, no se debe solo
a los separatistas, que serán víctimas también de sus decisiones.
Está ahí porque los poderes financieros lo
consienten.
Porque los poderes militares lo consienten.
Porque los poderes políticos lo consienten.
Porque los poderes mediáticos lo consienten...
Porque todos esos poderes, que actúan sin que lo
veamos de forma evidente, lo consienten. ¿Cuál será el destino que esos poderes
fácticos tienen para España?
No tengo ni idea, pero pinta mal.
Bueno si tengo alguna idea, pero seguro que me
equivoco.
Que Dios nos pille confesados.
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