martes, 27 de febrero de 2024

Un minuto de silencio.

 

ay quienes no distinguen el bien del mal.

Esos deberíamos echarlos de la sociedad porque son peligrosos.

Los que saben que es el bien estarán de acuerdo conmigo.

Los que no saben distinguir.

No lo estarán.

Esto, que parece una perogrullada y que quizás lo sea, tiene importantes consecuencias.

Una sociedad gobernada por personas que no distinguen el bien del mal. Tiene un mal futuro porque por naturaleza el hombre tiende irremisiblemente al mal.

Una sociedad de que sí distingue esa diferencia, estará siempre en agitación y tendrá sus momentos buenos y malos.

Hay buenos tontos, que piensan que bailando al compás de los malos que gobiernan, algo les tocará.

Pero no, el malo es malo y repudia el bien y lo bueno.

Aliarse con el mal, siempre es malo para el bueno.

En esta vida.

Y en la otra.

Porque esa alianza es una traición al bien, aunque tenga pretensiones de bien.

El fin no justifica los medios.

Tenía un amigo borracho y a veces, muy pocas, tomaba unas copitas con él para redimirle. En su terreno, en su ámbito.

Para que abriera más su corazón a la ayuda que le brindaba.

Acabé borracho.

Ahora ya me he desintoxicado, pero me medico para el hígado.

Podía no haberme sumado al minuto de silencio para una causa noble.

Pero entonces, me habrían callado para toda la vida.


Nota: me refiero al minuto de silencio que se guardó en el parlamento español, por los dos guardias civiles asesinados en Cádiz, que no quiso secundar la izquierda.


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