Me sorprende el merecido éxito de mi proyecto de
aislarme del mundo.
Ya he comentado que no me asomo a las pantallas.
Con ello quería conseguir aislarme de basura moral.
El objeto es buscar la felicidad.
Ya sé que la felicidad es una quimera inalcanzable,
pero aproximarse a ella es ya un logro.
Y sí, soy más feliz ahora que antes.
Pensarás que entonces no sabes del mundo en el que
vives.
Sí lo sé porque aislarte completamente no es posible,
ya que siempre hay a tu lado alguien que comenta o alguna noticia que se filtra
cuando buscas algo que te interesa, aunque no tenga nada que ver con la
situación social que te rodea.
Con las migajas que te llegan y el sentido común,
puedes hacerte una idea bastante aproximada de tu entorno.
A ello has de añadir un elemental conocimiento de la
naturaleza humana.
Con esos condimentos puedes hacer un guiso.
Reconozco que no es un guiso suficiente como para
tener activo un blog de política, pero sí para sentirte mejor, que es más
importante que mantener un blog.
Por eso en este blog pongo tanto de mi olla y lo que
traigo de guiso ajeno, suele estar desfasado y poco detallado; porque esa es mi
circunstancia.
Primer paso para iniciarte en el camino de la
felicidad.
Aíslate del mundo.
Mantén los vínculos imprescindibles.
Asegúrate de que sean vínculos, no ataduras.
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