Por causa imprevista y mayor, no ha sucedido lo que
ayer anuncié.
Mis fuentes, lejanas a la Moncloa y generalmente mal
informadas, me dieron como prácticamente seguro que los golfos apandadores,
tenían ultimado y listo su proyecto de instalarse hoy en el paraíso dominicano.
Lo único que tenían pendiente para no hacerlo hasta
ahora, antes era afirmar su botín en oro y diamantes.
Estos valores son más estables que el papel moneda.
Esto era, por si una vez en su exilio dorado, las
autoridades legítimas les bloqueaban las cuentas y todo eso que se hace en los
países civilizados con los delincuentes fugados.
No es el suyo un país civilizado, pero siempre hay
un riesgo.
Y resulta que, cuando ya tienen atesorados en sus palacios
dominicanos los caudales y prevista la mudanza, el día previsto, hoy,
las autoridades nacionales se desplazan al país elegido por los malos, para
iniciar una investigación.
Y todo el plan se va a la porra.
Cambio de planes sobre la marcha.
¡M****** el último!
Naturalmente todo lo que digo aquí es una ficción y
cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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