Esta entrada no es anti católica.
Aunque algún cretino así lo pueda entender.
Voy a ser crítico y realista. Es una obra de caridad.
Debe de haber muchísimos católicos buenos.
Antes conocía pocos católicos.
Por lo que no podía opinar.
Hoy conozco muchos.
Ya puedo valorar:
No conozco un católico bueno.
... en realidad, sí.
He conocido a dos misioneros que
no eran nada, de tanto renunciar a sí mismos por los
demás.
Pero los dos están muertos.
Espero, con aquella la hipérbole, haber asustado al
lector que
Pueda quedar en el blog.
Si algo tienen los católicos,
es que se creen la esencia del bien.
Mientras que los que no lo son, son la esencia del
mal.
Creen que hay buenos y malos.
Maniqueísmo, quintaesencia de las sectas.
Los católicos que conozco, comparten:
La falta de caridad.
El fanatismo.
La convicción de su bondad.
El derecho a juzgar.
La creencia de que hay mentiras malas
y mentiras piadosas, buenas.
El creer que Dios está con ellos y no con los que
opinan distinto.
Aunque sea, solo un poco distinto.
Comparten su deferencia al boato, al dinero y al
postín que dicen despreciar.
Comparten su constante referencia a quien dicen
seguir y que siguen con las piernas,
pero no con el corazón.
Bueno, algunos, quizás también.
Creo que podría ser católico.
Si no recibiera tan mal ejemplo,
de muchos de los católicos que conozco.
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