Durante esta semana pasada, han ocurrido demasiadas noticias que dejan al gobierno y a los políticos de su órbita en la triste evidencia de su catadura.
Parece que cuando una situación es evidente, cuando le pillan a uno con el carrito del helado, ya no le debe caber más solución que dimitir. ¡Pero no! Como arengaba el veterano militar a sus huestes antes de la batalla, “¡antes morir que perder la vida!”
Joan Tardá, diputado de ERC en el Congreso, grita "¡Muera el Borbón!" en un acto de ERC contra España y la Constitución. Luego nos dice que "Esta expresión se refiere a una crítica a la monarquía como institución, en ningún caso se tiene que interpretar dirigida a una persona física… Nunca he deseado la muerte de nadie". (¡) Bono, el presidente del Congreso dice refiriéndose a Tardá: "No es un desalmado, es un poco impulsivo… algo primario en su modo de manifestarse".
El alcalde de Getafe y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, llama "tontos de los c…" a los votantes del PP. Luego nos dice que “Soy todo un torbellino, me caliento más que el pico de una plancha…Pido perdón todas las veces que sea".
El Ministerio de Exteriores no sabe si el documento sobre las escalas en España de aviones norteamericanos en viaje a Guantánamo, informe clasificado como “muy secreto” fue sustraído o se perdió "en alguna mudanza".
Para echar carnaza y dar un respiro a los “malos”, el PP espolea a su viejo dinosaurio Fraga, que suelta unas declaraciones diciendo que hay que colgar a los nacionalistas por sus partes. Todo lo anterior a quedado en nada… ya sólo es el PP.
Para aderezar lo escatológico con lo banal, el Gonzalez y el Piqué aparecen en la prensa rosa con sendos romances.
¿En que manos estamos? ¿cómo puede haber tanta basura, tan amontonada, en tan poco sitio? Si esto es el presente de España, ¿qué nos espera en el futuro?
Que Dios nos coja confesados.