viernes, 26 de septiembre de 2008

Más sobre Hawking

Anoche, jueves 25, en el comentario “Línea COPE” de las 24 horas, escuché que el astrofísico Stephen Hawking había visitado la catedral de Santiago de Compostela y se había encomendado al Santo. El comentarista resaltaba la discrepancia de las declaraciones de Hawking sobre la existencia de Dios y esta muestra de fe.

En mi artículo de ayer comenté ese extremo sin tener noticia de este último episodio, que me hubiera reforzado el argumento. De hecho escribí el artículo el día 24, miércoles, al principio de la tarde. Naturalmente en la mañana de hoy, viernes 26, he repasado las noticias en el mismo periódico digital que motivó mi escrito, en otros periódicos digitales y blogs que visito habitualmente y en la misma página de la COPE. En ningún lugar he encontrado esta nueva noticia. Quizás aparece en algúno de sus contenidos, pero no he sabido encontrarlo si así fuera.

A esta situación se une la circunstancia de que un lugar católico de internet en el que publico algunos artículos, parece que no ha querido ocuparse de “Stephen Hawking, ¿ateo o víctima de un periodismo incompetente?” que motiva este comentario.

Vuelvo a mi artículo “Stephen Hawking, ¿ateo o víctima de un periodismo incompetente?”. Me parece que planteé mal la cuestión. No creo que Hawking sea ateo. No creo que el periódico digital que publicó la noticia de sus declaraciones y no publicó su visita al Santo, sea incompetente o conspire. Y creo que el periódico católico digital que no me publicó - sin comentario alguno como exige cortesía - el artículo de Hawking lo hiciera malintencionadamente. Lo que sí creo es que el tema no interesa a ninguno de ellos. A los profesionales “aconfesionales”, porque no entienden sobre el asunto, les sobrepasa un poco y no ven su trascendencia. A los católicos, porque viendo su importancia, el tema les asusta por complejo y, sobre todo, por falta de fe.

Si creemos que Jesús es consustancial a Dios Padre, que resucitó y que fundó su Iglesia a la que le prometió prevalencia sobre todo y Su continua asistencia a través de los siglos, si llegamos a creer en conciencia todo eso, ¿de verdad nos puede asustar la opinión de un Hawking o de mil hawkings? ¿de verdad nos podemos plantear incertidumbres sobre el origen del universo y de todo lo creado? ¿nos ha de dar corte hablar del Génesis, libro inspirado por Dios, y discutir sobre él en detalles que no son dogmáticos?

Los tiempos están revueltos. Y hoy más que nuca debemos atender los consejos del Santo Padre que ya he citado en el blog*; es necesario que el católico estudie y se forme hoy más que nunca, porque el enemigo utiliza cada vez armas más sofisticadas y aunque sea prudente el silencio cuando no se tiene respuesta, esa falta de argumentos pueden minar la fe, como parece que la mina la opinión tan estúpida procedente de una mente tan cualificada como la de Hawhing, de que Dios no tiene cabida en la ciencia. Paradójicamente, la opinión que tanto silencio provoca parece que procede de un contexto que la contradice.

* "No bastan las consignas", del jueves, 12 de junio de 2008.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Stephen Hawking, ¿ateo o víctima de un periodismo incompetente?

Leo en un periódico digital, la transcripción confusa de unas declaraciones del conocido científico británico Stephen Hawking. Según el periódico, el científico afirmó en Santiago de Compostela, que las leyes de la ciencia que explican el funcionamiento del Universo "no dejan mucho espacio para milagros o para Dios". Más adelante, nos dice el periódico que Hawking “se declaró admirador de Galileo y Einstein”. Nos dice también el periódico que Hawking “expresó su confianza en que los progresos científicos permitan "proveer pronto una respuesta definitiva de cómo empezó el Universo". No hay que ser Hawking para estar seguros de esto último

Me sorprende que un científico ateo – como pretende la noticia inducir de Hawking - sea admirador de dos eminentes científicos que creyeron en la existencia de un Ser superior. No es este un asunto menor en el contexto en que se mueven los tres protagonistas. Es algo así – guardando las distancias - como si leyéramos que un ministro socialista se declarase católico; o el ministro no era socialista, o el ministro sí era socialista pero no sabía lo que es ser católico o el tal ministro era un demagogo de cuidado.

Apliquémonos el cuento. El eminente Hawking debe sentir algo por la trascendencia para sentir admiración hacia aquellos precursores. Y alguna incertidumbre tendrá cuando deja "algo de espacio" para Dios y los milagros, aunque sea poco el espacio que según Hawking les quede. De hecho, no conozco a ningún científico en sus cabales que, al menos, no tenga la honradez de reconocer su duda al respecto.

Pero aún suponiendo el escepticismo real de Hawking hacia la existencia de Dios, estaríamos en el segundo supuesto que hice al hablar del contrasentido de un “ministro socialista católico”; el supuesto de que el ministro sí fuera socialista pero no tuviese idea de lo que es ser católico lo que, trasladado a nuestro caso, sería que Hawking si es un buen científico, pero no tiene idea de lo que es Dios.

Porque Dios y sus milagros no necesitan un “espacio” en la ciencia. Dios trasciende la ciencia, la preside, la inunda, la inspira. Por descontado que el hombre puede llegar a tener una respuesta a cómo empezó el universo, una respuesta definitiva si hablamos en términos científicos. Y además avanzo a Hawking, desde mi miseria, nuevos descubrimientos de la ciencia en los próximos siglos: Cuando el hombre tenga la respuesta al nacimiento del universo, le nacerán otras incógnitas mayores en relación a esa respuesta, incógnitas que también resolverá. Y así discurrirá la historia del hombre, de éxito científico en éxito científico, hasta el fin de los días… momento en el que encontrará a Dios, motor y razón última de todo ese devenir. Ese Dios que no ha necesitado espacio alguno en esa historia porque ha estado siempre presente en ella, en una forma que entonces conoceremos.

"…será muy difícil evitar un desastre en el planeta Tierra en los próximos cien años, no ya en los próximos mil o millón de años", nos dice Hawking. Quizás tenga razón. El gran valor añadido que Dios entregó al hombre sobre los irracionales y que tantos invierten en el avance de la ciencia, va unido a la absoluta libertad que aquel valor añadido lleva implícito, libertad que no puede impedir que otros hombres inviertan en técnicas criminales lo aprenden gracias a la ciencia. La ciencia médica que hicieron progresar hombres buenos para curar, otros la utilizan en el crimen del aborto y para experimentar contra la vida; la energía nuclear que hombres buenos descubrieron para el bien, otros la utilizan en la guerra para matar…

El eminente Hawking, llevando su mente a espacios menos técnicos y más trascendentes, debería pensar que igual que Dios inspira la ciencia, alguien debe haber que inspire esas técnicas que, utilizando los conocimientos que generosamente les ofrece la ciencia, se revuelven contra el propio hombre para destruirlo.

No sé si las neuronas del eminente científico Hawking patinan o si – con más probabilidad - la prensa no atina a interpretar el mensaje del astrofísico. Pero en cualquier caso, poca zozobra nos podría causar a los creyentes el triste e inconsistente argumento de que Dios no existe, basándonos en lo listos que somos.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿Quién ama al Dr. Morín?

¿Quién es el Dr. Morín? Desgraciadamente el lector ya sabrá de quién hablo. No entraré en detalles y lo presentaré con cuatro citas de terceros:

“…Las clínicas del doctor Carlos Morín utilizaban a señoras de la limpieza como miembros del equipo médico que realizaba las interrupciones voluntarias del embarazo…”
lavanguardia.es

“…[según] declaración del propio doctor Morín ante la juez … reconoce que en sus centros se habían practicado abortos de niñas de "trece años en adelante".
lavanguardia.es

“…algunos testigos han asegurado que uno de los centros disponía de un triturador donde se deshacían de los fetos extraídos de las intervenciones supuestamente ilegales”
lavanguardia.es

“…el doctor Carlos Morín invitó a Barcelona a la "flor y nata" del sector abortero mundial, 230 personalidades del sector… En el programa … se ofrecía hacer 50 abortos en directo”
hazteoir.org

Hoy he oído por la radio que ese doctor – o simplemente médico, pues desconozco su titulación – sufre de SIDA. El ministerio de sanidad francés ha alertado a las pacientes francesas que lo fueran del Dr. Morín, que se hagan un control del SIDA por si han sido contaminadas en su operación de aborto.

Y ahora repito la pregunta del titular, ¿quién ama al Dr. Morín?

¿Le ama alguna hipotética paciente que haya podido ser contagiada de SIDA durante el aborto? No lo creo, más bien al contrario.

¿Le ama quien le contagió el SIDA al propio Dr. Morín, bien fuera una paciente desaprensiva que no le advirtió o bien quien se lo contagiara de otro modo? La respuesta es obvia.

¿Le aman las mujeres que en un arrebato de locura y miseria le pidieron que matase a su hijo y han llegado a pagar – al contado - por ello? No lo creo. Cuando la mente se les despeje, le maldecirán.

¿Le aman los “compas” de su aventura “terapéutica”? No le creo. Probablemente ya estarán haciendo cuentas de la herencia en el negocio.

¿Le aman sus camaradas? No lo creo, cuando lo tengan amortizado mediáticamente lo meterán en la trituradora del olvido. Mientras tanto, muy camaradas pero probablemente no lo quieran tener cerca, por si acaso.

¿Le amarán los antiabortistas, a secas? A estas alturas, estarán descorchando botellas de espumoso.

Al Dr. Morín probablemente le ame su madre, quizás sus hijos, si los tiene y, paradójicamente, millones de cristianos, porque si no le aman, no podrán llamarse cristianos.

Al Dr. Morín debemos amarle los católicos, y rezar por él. Porque cuanto más abominables sean sus miserias, cuando más miserable sea su condición espiritual y humana, más ayuda espiritual necesitará.

No debemos olvidar el Evangelio de la semana pasada… Cualquiera puede ser el último viñador contratado, y todos tendrán la misma paga, esa es la Ley del Señor.

Debemos alentar a la justicia para que siga su camino y condene severamente, si procede, al Dr. Morín y a los que con él han caído tan bajo, que tanto mal han hecho. Pero, aunque nos venga a contrapelo, aunque nos cueste por imperfectos y humanos, los católicos debemos estar a la altura de Quien nos lo pide, y tener presente al Dr. Morín en nuestras oraciones cotidianas. Y amar a ese hombre.

Publicado en http://aragonliberal.es/, el miércoles, 24 de septiembre de 2008.

martes, 23 de septiembre de 2008

Apetito sexual

El sexo es necesario para la vida, que es cosa buena. Y si es bueno el fin, debe serlo el medio. Pero con todo, como con tantas cosas buenas, el sexo tiene un punto, que es el que le da su verdadero valor.

¡Cuan naturales son los instintos en la vida sobre nuestro planeta!. Los instintos generan apetitos que son atractivos y placenteros; comer, beber, intimar… son acciones gratas y por ello, deseadas y buscadas. Y eso es bueno, porque gracias a ellas existe la vida. Por ser buenas las creó Dios y las infundió en los seres vivos.

En un mundo de los irracionales, la armonía natural dosifica la cantidad de esas satisfacciones que cada ser debe recibir. Hay peces que si se les suministra comida abundante, comen sin parar hasta morir. Por eso en la naturaleza viven en grupos grandes y deben competir por el alimento, de forma que esa competencia les raciona y no mueren masivamente de indigestión. Por eso existe la especie. Mamíferos irracionales más inteligentes se regulan el comer y cuando cazan, si les sobra, esconden el excedente para otro momento.

Por lo que se refiere al sexo, la naturaleza regula el apetito sexual de los irracionales poniéndolo en función de la luz, de la temperatura, de las estaciones… de manera que no sea una actividad indiscriminada que llevaría a la destrucción de los protagonistas, pues todo tiene un límite, que suele estar más próximo de lo que aparenta.

Sería apasionante seguir por ese derrotero, pero nos desbordarían el tiempo y el espacio. Por eso vamos a pasar a un caso muy concreto de la vida sobre la tierra, el hombre.

Todas esas regulaciones de la naturaleza para con los irracionales, se quedan inútiles frente al hombre. El hombre posee libertad, tanta, que es capaz incluso de suicidarse, atentando contra el más fuerte de los instintos, el de la supervivencia. Por eso todos los automatismos de la naturaleza saltan cuando se trata de la máquina especial del hombre, por lo que en esta máquina tan especial debemos recurrir al “modo manual”, esa opción más compleja que vemos en los folletos de los aparatos modernos.

Como en las cámaras fotográficas, en los televisores, o incluso en algunos coches, el fabricante ha preparado todo con automatismos; aprietas un botón y se hace la foto, se aprieta la tecla de “control de crucero” y el cambio automático y solo hay que mover el volante. Pero si queremos más, si verdaderamente queremos utilizar todos los recursos de la máquina, si queremos estar a la altura “del fabricante”, debemos utilizar el “modo manual” para optimizar el rendimiento. Esto exige un poco más de atención y seguir unas instrucciones.

Análogamente el hombre, aunque también tiene los mecanismos automáticos impresos en sus genes, ha desarrollado el “modo manual” gracias a su libertad, pero a veces se olvida de leer las instrucciones para saber exactamente hasta dónde puede llegar; en la Edad Media los nobles ricos tenían a su disposición tierras con caza, actividad que practicaban como sucedáneo de la guerra. Comían tanta carne roja que a menudo sufrían de gota, enfermedad causada por el exceso de ingestión de ese tipo de carne. Su libertad les llevaba a huir de la frugalidad que les recomendaban los hombres sabios, y caían en la enfermedad. Los romanos acaudalados, por disfrutar del placer de la comida se hartaban para luego provocar el vómito y volverse a hartar; con ello se destrozaban el hígado y el carácter. En ambos casos, se aplicaba inadecuadamente ese “modo manual”, por ignorar o carecer de “instrucciones”.

Con el apetito sexual ocurre otro tanto. El hombre tiene capacidad de desarrollarlo hasta extremos que le son perjudiciales, pues como con otros apetitos, su libertad desborda los “automatismos” reguladores de la naturaleza. En la Grecia clásica se aplicaban procedimientos expeditivos para que la gran libertad sexual de esa cultura no llevara a los adolescentes varones a perjudicarles el crecimiento. Culturas guerreras se abstenían de relaciones sexuales días antes de las batallas, para no mermar su entereza de ánimo. Es revelador que los efectos negativos sobre la salud de una actividad sexual sin medida - certificados desde milenios por la experiencia de hombres libres - hoy los nieguen algunos que se autodenominan especialistas en el tema.

En el hombre, el apetito sexual, como todos los apetitos, puede ejercer unos efectos negativos que no puede producir en los irracionales. De hecho, la gran diferencia del hombre racional con los seres irracionales, radica en una capacidad espiritual que nada tiene que ver con los apetitos, al contrario, que es opuesta. Desde siempre, esa faceta espiritual ha llevado al hombre a reprimirse voluntariamente determinados apetitos, por ejemplo utiliza ropas incómodas para estar más elegante, pasa hambre con dietas para estar más ágil, sufre disciplinadamente para estar más fuerte o evita placeres para estar más sano… A veces llega a extremos como el de determinadas disciplinas tibetanas que se suicidan por inanición buscando la perfección, lo que es un absurdo pues la perfección hay que buscarla en el equilibrio entre le espíritu y el cuerpo.

El equilibrio entre el cuerpo y el espíritu. El equilibrio entre hasta dónde satisfacer los apetitos y a partir de dónde reprimirlos. Esa es la cuestión en el caso del hombre. Quien encuentra ese equilibrio encuentra la felicidad. Pero no es fácil, pues el “manual de instrucciones” sobre el uso de los apetitos no ha estado siempre al alcance del hombre.

Las culturas han ido dando tumbos sin éxito, hasta que hace ya más de dos mil años Jesús redactó el “manual de instrucciones” que se ha demostrado el más eficaz para llegar a ese equilibrio y, consecuentemente, para alcanzar la felicidad y, si es creyente, la vida eterna. Sus consejos y observaciones, incluidos en los Evangelios, son el compendio de “instrucciones” más eficaces, realistas, claras y coherentes que han existido. Por eso ha perdurado en el tiempo y por eso son un buen argumento para creer que su afirmación – la de Jesús - de ser Dios, era cierta.

Jesús tiene presente que es Él quien ha creado el mundo y con el mundo – y entre otros - el instinto sexual. Y anima a satisfacerlo. El sexo es bueno. Pero como el hombre racional – absolutamente libre - no tiene medida, le dice cómo ha de satisfacerlo; en la intimidad, con una misma pareja durante toda la vida y con el fin primero de procrear. De hecho, no conozco mayor porcentaje de parejas que a todas luces son realmente plenas y felices - en la concepción más amplia - que entre las católicas y, si se me apura, entre parejas católicas de ambientes ortodoxos, que hoy está todo tan revuelto que hay que especificar.

En conclusión. El apetito sexual es algo natural y bueno y en su medida produce efectos gratificantes. Nuestra calidad de hombres – seres racionales - desborda lo meramente instintivo y por eso necesita una pauta que regule ese apetito – de hecho todos – pues de otra forma podrá llegar a ser insaciable y nos destruiría física y espiritualmente, como conocemos por la Historia. La que se ha mostrado mejor pauta es la que presentan los Evangelios y textos relacionados incluidos en la Biblia, inspirada por Jesús.

A pesar de todo, es cierto que aplicar esos consejos no es para todos igual de fácil, cuando no muy difícil. Y quien inspiró los Evangelios sabe de esas dificultades. Por eso, para ayudarnos, interpretar adecuadamente “las instrucciones” y aconsejarnos, dejó una “representación” permanente en los siglos, la Iglesia Católica, que es el soporte de nuestras dudas y debilidades. Pero esa es cuestión para otro día.

Publicado en http://aragonliberal.es/, el martes, 23 de septiembre de 2008.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Paternidad

Si algo puede hacernos sentir personas, es el deseo ilusionado de la paternidad, o la renuncia a ella por una causa sublime. Despreciar la paternidad es egoísta. Atentar contra la vida de los hijos embrutece al ser humano y lo hace peor que las bestias.

Nada hay en la vida tan hermoso, como tener un hijo fruto del amor hacia una mujer. Hoy las exigencias de la vida moderna pueden llegar a adormecer ese sentimiento, pero una persona en sus cabales no puede dejar de admitir aquella realidad.

Hay personas que renuncian a los hijos por un motivo trascendente, como es el consagrarse a Dios. Estas vidas bien llevadas son las que más mérito merecen, pues renuncian a la felicidad de los hijos por amor a Dios, que es amor a los demás. Debemos admirar a las personas consagradas, por la grandeza de su alma.

También debemos admirar a las personas que no pueden tener hijos y llevan esa carencia con alegría de corazón, sin amargarse. Su actitud denota una gran fortaleza de carácter y grandeza de espíritu.

Mérito tienen también los que adoptan, pues muestran un gran valor y responsabilidad, que van a la par con su generosidad de corazón.

Me causan escepticismo y extrañeza los que no desean tener hijos, y estupor la abyección de los que matan para no tenerlos.

Impunidad

Un nuevo gobierno no debería sólo erradicar la corrupción del momento, sino que debería hacer justicia con la del pasado. El PP no quiso mirar atrás y esa debilidad le costó a España el mayor atentado de su historia moderna y entrar en una nueva pesadilla socialista de muerte y corrupción.

A pesar de la represión del poder sobre los medios de comunicación en España, cada día conocemos excesos realizados por personas relacionadas con la oligarquía gobernante; recalificaciones, sobornos, ayuntamientos en los que el alcalde aumenta descaradamente su sueldo y el de todos sus concejales, leyes que llevan a los inmigrantes a morir en pateras o a los niños en el seno materno...

Todos tenemos en mente las barrabasadas cotidianas que nos ofrecen los escasos medios de comunicación que tienen en valor de hacerlo. Si esos mismos medios fueran realmente libres (incluso los que hoy tenemos por libres han de andar con pies de plomo para que se les renueven las licencias o para no acabar en las manos de tribunales politizados), la cantidad de información sobre la corrupción en España nos dejaría anonadados.

De eso somos conscientes todos los ciudadanos, los de derechas, los de izquierdas y los de en medio, aunque muchos irresponsables acepten el pan con gusanos, si ese pan es de su ideología.

Salvo esas conciencias descompuestas en las que la injusticia es aceptable si lleva su color, veo en la lectura de los medios que la voluntad de las personas rectas busca una salida a esta situación, aspirando a que estén en el poder personas que dicten leyes razonables y eviten la corrupción. Quizás sea controvertido el definir lo que es una ley razonable, pero no cabe duda de que evitar la corrupción es una opinión de consenso. Evitar la corrupción sería condenar a los responsables de las clínicas abortistas (médicos, accionistas, trabajadores en general), mantener a los terroristas en la cárcel para que cumplan sus condenas íntegramente, condenar a los jueces que hayan cometido delitos y marginar a los incompetentes,… esto sería más que suficiente en un primer paso. Definir lo que es una ley razonable, lo dejamos para otro día.

Todo eso está muy bien, pero veo que la opinión de los medios a veces se olvida de un matiz; el de la impunidad de los delincuentes.

Un nuevo gobierno no sólo tiene que erradicar la corrupción y restablecer el estado de derecho, sino que es imprescindible que mire atrás y luche contra la impunidad. Ha de evitar que los que han delinquido, queden impunes. ¿Venganza?, no, justicia.

Por mucho que la reguemos, una planta no puede crecer sana, florecer y dar fruto, si sus raíces están llenas de parásitos. Un gobierno que aspire a alcanzar el estado de derecho después de una época de corrupción y abusos como la que hemos vivido con el socialismo, ha de aplicar la ley, y la ley establece unas prescripciones. Todos conocemos la de las deudas fiscales; cinco años. A Zapatero, a sus ministros, a los alcaldes, a los concejales,... por decencia democrática, habría que inspeccionarles los últimos cinco años de sus economías domésticas y aplicarles las sanciones que presumiblemente recaigan en quienes pasan, en una legislatura, de discretos ciudadanillos a multimillonarios. No sé el tiempo de prescripción de los homicidios, creo que no prescriben, pero una vez que un equipo de gobierno decente y constitucional llegara al poder, debería aplicar las leyes a toda esa retahíla de personajillos que han matado o han sido cómplices en el homicidio de seres no nacidos o de ancianos.

Me parece bien lo de la memoria histórica. Para todos y hasta ayer. Vamos a encausar a los que mataron sin juicio a sus semejantes, a los que violaron, a los que participaron en tanta represión criminal en retaguardia. Vamos a restaurar su dignidad a quienes les fue arrebatada. Pero de verdad, sin demagogias.

Apliquemos la justicia de la memoria histórica hasta ayer. Que paguen su culpa los que han promovido urbanizaciones ilegales arrebatando a la comunidad espacios protegidos, los políticos y sus familiares que has viajado desmadrados a costa del presupuesto público, los que se han acondicionado verdaderos palacios a costa del dinero de todos,... Que lo que ha no ha prescrito, no quede impune.

Y es que nuestra maltrecha España está dónde está, porque es consenso que reine la impunidad. Una vez en el poder y visto lo que se puede golfear en él, se establece ese lema de “tú me tapas mis vergüenzas mientras yo te tapo las tuyas”. Hemos llegado al descaro de que los políticos, consensuadamente, elijan a los jueces entre allegados fieles, de manera que la justicia quede en aguas de borrajas cuando a ellos se deba referir.

Una de las grandes verdades del cristianismo, es la existencia del infierno. Es esta una razón por la que hay mejores personas entre los cristianos que entre los no cristianos. Dios nos dice que si hacemos daño al prójimo, si no lo queremos, si le robamos, si le matamos,… iremos al infierno. ¡Menudo disuasivo saber que nuestras malas obras, aunque queden impunes en esta vida, tendrán un castigo descomunal! El pensar que una mala acción no queda impune, es un gran motivo para no cometerla. Luego, cuando el cristiano se acostumbra a ser mejor y consecuentemente se acerca a Dios, deja de pesarle el miedo al castigo y obra bien por afán de agradar a su Creador, por amor a Dios. Es ese el estado realmente feliz del cristiano. Pero que duda cabe que el miedo al castigo es un freno.

Análogamente, si en la sociedad se aplica la ley y no hay impunidad, el ciudadano, el político, deja de obrar mal por miedo a que le caiga el peso de la ley. Y cuando descubre que se duerme mejor con poco bien ganado que con mucho producto del robo o del abuso, es cuando deja de tener miedo a la ley y la ve no como algo peligroso para él, sino como una garantía de la convivencia. Ya no busca el juez amigo, sino el juez justo.

Uno de nuestros grandes males sociales es la impunidad. La corrupción es fruto de la impunidad. La infelicidad es propia de sociedades sin leyes justas o bien que aun teniendo leyes justas, éstas no se aplican a todos por igual, sin que esa arbitrariedad tenga el justo castigo para quien la ejerce.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Ojalá España caminara como los cangrejos

Con un canto en los dientes nos tendríamos que dar si España caminara de lado, como los cangrejos, que no para atrás. Porque lo que hace España es caminar hacia lo más oscuro de su historia.

Leo en un diario digital que los nacionalistas radicales catalanes han escrito un nuevo himno. Y el diario da la letra. Cuando la leo me vienen a la cabeza letras de canciones e himnos políticos de los años treinta. ¡Banderas!, ¡en pie!, ¡a las armas!, ¡libertad!... ¡suena tan a rancio! Respiro tranquilo; cuando a una ideología se le ocurren himnos, o es que está en el poder y se recrea, o es que está en sus últimas y agota los recursos sensibleros para “mover a las masas”.

El nacionalismo radical catalán está en sus últimas, lo que no quiere decir que no hará daño antes de fenecer. En esta última “diada” hemos visto lo que es ese nacionalismo; unos desaprensivos que cantan a un Casanovas que murió de viejo en plena opulencia burguesa y al que presentan como víctima en el fragor de la batalla de una guerra de independencia que no existió, y a una bandera que no es ni significa lo que ellos con mala intención interpretan. Mentira sobre mentira.

No fui realmente consciente de este engaño, hasta que no vi en la televisión primeros planos de unos políticos malintencionados o ignorantes, cantando con rictus emocionado a un héroe falso y a su versión de una bandera .

Toda esa caterva de socialistas y nacionalistas, esa izquierda apolillada y tan limitada intelectualmente, está llevando a España hacia lo más oscuro de su historia. España no evoluciona, “involuciona”, que es una palabra que ni tan siquiera existe porque describe una situación inverosímil. No sólo nos quieren llevar a lo peor de nuestra historia, sino que lo quieren hacer incorporando el abstruso bagaje de las maldades que han aprendido gracias a la ciencia moderna.

Cataluña suena a risa y escarnio en boca de los que viven del nacionalismo radical. Por eso los catalanes no han hecho acto de presencia en la “diada”. Hay demasiada historia, demasiado sudor, demasiado trabajo honrado en la historia de Cataluña, como para que se ensucie relacionándola con el odio, la represión y la demagogia.

No debemos permitir que España se vea arrastrada por esos vividores del nacionalismo radical, ni por los que les jalean y adulan desde el gobierno central. Como los catalanes, debemos dar todos la espalda a los feriantes del racismo nacionalista y enviarlos donde de forma tan efusiva el “gorila rojo” envió, hace unos días, a los norteamericanos, salvando la enorme distancia que hay entre el carcomido nacionalismo español y el noble pueblo norteamericano.

Zapatero, el moro

No nos vamos a engañar; el presidente español Zapatero tiene carencia por el Islam. No es de extrañar, debe estar harto de su mujer y eso del Islam le suena a liberación.

He oído por la radio a Zapatero hablando en Turquía, con gran efusión, del Islam. Su subconsciente le debe traicionar, pues como en su casa la lista es la mujer y el soberbio él, el único recurso que le queda para airearse de manera que su costilla no le castigue, es eso de la alianza de las civilizaciones. A Zapatero le encanta el Islam. De hecho, sólo en esa fantasía puede manejar a su aire a su mujer e incluso, si le apetece, darle unos capones.

A mí no me gusta el Islam. O me gusta a medias. Me sobran la guerra santa y el desprecio a la mujer. Pero la doctrina es como las lentejas. A Zapatero parece que ya le está bien.

Para un musulmán las alternativas a la conversión al Islam son la esclavitud o la muerte. La alternativa al abandono del Islam, la muerte. No me convence. A Zapatero parece que sí.

Cuando en su día el califa musulmán mandó quemar la biblioteca de Alejandría, su argumento fue contundente: “Si los libros contienen la misma doctrina del Corán, no sirven para nada porque repiten; si los libros no están de acuerdo con la doctrina del Corán, no tiene caso conservarlos”. Y quemó la biblioteca más importante del mundo. Yo no lo hubiera hecho. A Zapatero no debe importarle… de hecho él hizo lo que pudo en ese sentido con el Archivo de Simancas.

Pero concretando en el mundo turco, el gobierno de Turquía es laico, aunque permite la práctica pública del culto musulmán, si bien prohíbe la práctica pública del cristianismo y cualquier otra confesión. En Turquía se han asesinado últimamente a religiosos católicos y muy recientemente fue asesinado un obispo católico. Eso le gusta a Zapatero – el gobierno laico – por eso va a un país con gobierno laico… ¡a celebrar el ramadán con el jefe de ese gobierno laico! Para el que lo desconozca, el ramadán es una práctica religiosa musulmana. ¡Que coherente eres, Zapatero!, transparente como un niño.

Turquía tiene mucho que enseñar a Zapatero y sus muchachos. Cuando hace mil años los musulmanes ocuparon Constantinopla, se encontraron con la inmensa catedral cristiana de Santa Sofía. Con unos “grafitis” y unas torres la convirtieron en mezquita. Luego la intentaron copiar con sus mejores medios técnicos y humanos pero fracasaron en la Mezquita Azul. Hoy muestran a los turistas ambas y para dar puntos a la inferior mezquita sobre la grandiosa catedral, han levantado en la nave central de Santa Sofía un andamio para “reparar” la cúpula. El andamio se levantó ¡hace quince años! y no hay visos de que se vaya a sacar; de esta forma, se pierde la perspectiva en el interior de Santa Sofía, que queda aparentemente disminuida frente a su mala copia. Eso son los turcos musulmanes… ¡pillines!

En los mil años mal contados del dominio musulmán de unas tierras con gran tradición para el cristianismo – allí empezó la tarea de cristianización de San Pablo – los musulmanes se han encargado de machacar todo vestigio cristiano. Sólo hoy, que han visto que eso de las ruinas y los peregrinajes dejan dinero del turismo y que han de presentar su cara buena para intentar entrar en la comunidad europea, se han frenado en su afán iconoclasta. La cínica estrategia de la piel de oveja con alma de lobo. No en vano apodan “bambi” al “rojo feminista”, como se autodenomina Zapatero.

En fin, Dios los cría y ellos se juntan. Zapatero y Erdogan, tal para cual. Dos laicos celebrando el ramadán. Y la Sónsoles de carabina, no sea que eso del Islam cuaje en su marido y le coloque el velo para siempre, de verdad, no sólo para la foto.

martes, 16 de septiembre de 2008

Cataluña es má segura que España

El otro día vi por la “tele” una campaña institucional del “gobierno de España”, en la que me decía que conduciendo a 90 Km./h ahorraba combustible y se viajaba seguro. El “gobierno de España” me engaña.

El gobierno de Cataluña insiste en que la velocidad a la que se ahorra combustible es la de 80 Km./h, e incluso menos. Por eso en Cataluña se ha reducido a 80 Km./h y a menos, la velocidad a la que pueden circular sus súbditos. En Cataluña se va cada vez más despacio y más seguro. Y eso es bueno, dice el gobierno de Cataluña. Algunos anticatalanes piensan que esa manía que tiene el gobierno de Cataluña de reducir la velocidad se debe a que las carreteras catalanas son de tan mala calidad y las infraestructuras tan mermadas de inicio, que la única forma de evitar accidentes es circular despacio, muy despacio.

Algo hay de cierto en eso, pero no debemos pasarnos. Efectivamente, las ingentes cantidades de dinero que se generan y que llegan a Cataluña, deben invertirse en proyectos de futuro, como en informes sobre el temperamento de cangrejo tunelador o sobre la cadencia del paso del escarabajo paseador. También debe invertir el gobierno catalán en embajadas, en la selección nacional catalana de carreras de sacos, en la traducción del Ramayana al catalán, y en enseñar catalán al inmigrante senegalés sin papeles que está de paso, por no decir en la imprescindible campaña de convencer al pueblo catalán de que el mallorquín, el valenciano,… son dialectos del catalán, ¡qué digo dialectos!... ¡que ni tan siquiera existen!

La construcción nacional socialista de Cataluña cuesta mucho dinero y no queda para esa tontería de carreteras e infraestructuras. Pero a la vez, lo catalanes no deben morir en accidentes estériles que nada dejan al gobierno catalán, por lo que la solución es reducir la velocidad en relación a la inversión en reconstrucción nacional; más reconstrucción nacional, menos velocidad. De esta forma, en pocos años, cuando esté casi alcanzada la reconstrucción nacional – ¡ojo, que la reconstrucción nacional no se alcanza nunca y se debe estar siempre en guardia! - todos los catalanes estarán casi parados. El límite de velocidad en las carreteras catalanas será de 5 ó 7 Km./h. Ya no habrá accidentes ni derroche de combustible. La población de burros catalanes (esos negros de las pegatinas en los coches) se habrá multiplicado y, en Cataluña, ese burro catalán sustituirá a perros y gatos como mascota, pues además de hacer compañía será el testimonio doméstico constante de la reconstrucción nacional y servirá también para tirar de los coches. Cataluña será, por fin, de verdad, un inmenso y plácido charco, una idílica charca dorada.

Publicado en http://aragonliberal.es/, el lunes 15 de septiembre de 2008.

viernes, 12 de septiembre de 2008

"La última aparición de la Virgen"

“Los que «fusilan» a la Iglesia no son hoy las armas de fuego, sino los medios de comunicación, la mayoría de los cuales están abiertamente militando en una campaña de desprestigio contra la Iglesia, campaña que, por cierto, no dirigen contra otras religiones, aunque algunas de éstas se opongan mucho más radicalmente a los nuevos y permisivos catálogos de derechos y libertades.”

“Fue por esto que hace algo más de un año, y a requerimiento de la Editorial Planeta, empecé a escribir una novela que sirviera para expresar el sufrimiento de la Iglesia ante la persecución incruenta de la que está siendo objeto. Acaba de ver la luz, en la mencionada Editorial, con el título que ellos han elegido pensando en atraer a todos: «La última aparición de la Virgen»”.

Estas líneas son del cura escritor Santiago Martín y proceden de un artículo suyo escrito en el diario impreso La Razón y trascrito en diario digital Periodista Digital, líneas a las que recurro para decir que ayer, miércoles, acabé de leer el libro “La última aparición de la Virgen” al que se refiere. Estoy de acuerdo en el contenido de los párrafos ut supra de Santiago Martín, lo que es un dato para conocer mi opinión sobre la novela. He leído el libro en tres días (creo que son quinientas páginas), lo que es otro dato. Me lo recomendó un sacerdote amigo y ejemplar, lo que es otro dato. Y sin embargo, no sabía si recomendarlo.

Creo que la novela me ha gustado y mi reticencia está en que me ha escandalizado. No nací ayer. Conozco la Iglesia no como para analizarla, pero sí lo suficiente como para haberme formado una idea creo que realista sobre ella. En mi discretísimo blog he incluido opiniones sobre aspectos concretos de la Iglesia, que han estado de actualidad en el momento de escribirlas, y me veo con ánimos de defender mis opiniones en público. Pero la descripción de una realidad, aunque la conozcamos intelectualmente, puede afectar al espíritu, sobre todo cuando esa descripción es coherente y está bien hecha.

Santiago Martín describe en su novela los acontecimientos de un momento en el que la política, a través de los medios de comunicación, decide acabar con la Iglesia Católica. La novela es tan actual y verosímil, que no puede menos que afectar, en mi caso escandalizar, al leer algo que puede ser y probablemente ya es, en una dimensión más discreta.

Ya está dicho. Si es usted un espíritu formado, gástese unos euros en un libro magníficamente encuadernado en cartoné, con sobrecubiertas en relieve. Creo que no se aburrirá.

Publicado en http://aragonliberal.es/

sábado, 6 de septiembre de 2008

Obama

Llevo días dándole vueltas al asunto de las elecciones norteamericanas. Los socialistas españoles apuestan por Obama, el candidato negro. Las agencias que nutren a nuestras televisiones oficiales, no dejan de decir dulzuras de Obama y maldades de su oponente y de lo que hace, como la elección para su equipo de una mujer comprometida en la defensa de la vida hasta el punto de haber decidido no asesinar en el seno materno a un hijo con síndrome de Down; para los socialistas españoles la que tal hace no es una mujer, sino una retrógrada animalizada.

Para mí ya estaría dicho todo: Obama no es mi candidato. No por negro, sino por ser del agrado de los poderes fácticos reaccionarios y criminales. Probablemente Obama no sea malo - de hecho tiene un aspecto impecable y atractivo -, pero es un buen candidato para la izquierda reaccionaria – más informada sobre Obama que yo -, lo cual es suficiente. Pero hay más.

A mí no me molestan los negros. Tendría que matizar mucho y no es el lugar, pero me gustan aspectos de la actitud de los negros frente a la vida y he aprendido de ellos detalles que he procurado incorporar a mi forma de ser, para mejorarla. Pero por lo que veo, a la izquierda – como a la derecha racista - le molestan los negros, pues sus políticas favorecen que mueran en pateras y que los supervivientes sean explotados por empresarios sin escrúpulos, que se benefician de la laxitud de los socialistas hacia la justicia social, especialmente cuando los sujetos que deberían ser beneficiados son negros.

Si miro hacia China, no veo que en ese país se muestre amor hacia los negros. De hecho, visto como tratan a los tibetanos y a los propios chinos en asuntos de planificación familiar, creo que un negro tendría en China pocas posibilidades de prosperar.

Si miro hacia el Islam, no puedo dejar de recordar que esclavizar negros es una tradición musulmana que dura hasta nuestros días. Sí, hasta nuestros días, y con profusión.

Y con tanto desprecio de toda esa gente hacia el negro, ¿a qué semejante deseo de esos, de que un negro sea presidente de los Estados Unidos de Norteamérica? La respuesta es evidente; un líder negro debilitaría a los EE. UU.

Hay en nuestro mundo dos concepciones de la vida. Una, que quiere dar al hombre una dignidad por encima de los animales en base a una fuerza espiritual que es intrínseca con su naturaleza; es el planteamiento del cristianismo representado políticamente – con todas sus miserias y grandezas – por los EE.UU. La otra visión del mundo, coloca al hombre al nivel del resto de los animales, pues niega aquella espiritualidad; es el planteamiento de la “progresía” y de la izquierda, a la que sumo el Islam pues condiciona la dignidad del alma a practicar esa religión y a ser varón.

Derrotada la vieja Europa, el único dique de contención político frente a los planteamientos que esclavizan al hombre son los EE. UU (obviamente, no incluyo en este equilibrio a la Iglesia, fuerza espiritual ajena a la política). Un país de base cristiana como EE. UU., puede asumir un líder negro, porque para los cristianos el negro tiene la misma dignidad que el blanco. De hecho, ahí está Obama. Pero sería inconcebible un presidente ario y rubio en China, o un presidente hispano en Arabia Saudita. Esos países no creen en la igual dignidad de todos los hombres. Ni China ni Arabia son cristianas, con el bagaje milenario de libertad y dignidad que conlleva el cristianismo.

Ahora bien, aunque los propios americanos puedan asumir un presidente negro, sus enemigos ven en el negro un ser inferior que hará débil a EE. UU. y esa es una baza psicológica muy importante en el precario equilibrio entre oriente y occidente. Y aunque Obama no resultara débil, es una incitación al enemigo para que arrecie su ofensiva en la confianza de la debilidad del opositor. No podemos olvidar que el machismo argentino vio en la primera ministro inglesa Margaret Thatcher la debilidad de la mujer y creyó su momento para recuperar las islas Malvinas. Fue necesaria una cruel y dolorosa guerra para que Argentina se percatara de que mujer no es necesariamente debilidad.

¿Será necesario un conflicto mundial para que oriente y la izquierda reaccionaria occidental se percaten de que ser negro no es signo de inferioridad?

Los norteamericanos están más que preparados para tener un presidente negro. Es el complicado oriente, el medieval Islam y la retorcida izquierda occidental, los que no están preparados para que los Estados Unidos tengan un presidente negro.

Publicado en http://aragonliberal.es/

Socialismo es colesterol

Cada vez estoy más alejado de unos amigos que viven a 20 Km. de mi pueblo. Y es que el socialismo, como el colesterol, va mal para la circulación.

De los veinte kilómetros que me separan de mis amigos, en sólo ochocientos metros puedo pasar de 80 Km/h, pero tengo el coche tan mal educado, que no hay forma de superar esa velocidad; el otro día, forzándolo, llegué a 100 Km/h en ese tramo… y mi coche es nuevo.

Se me ha tarado el motor del coche en 80 Km/h. Pero eso no me quita el sueño; ya sé con quien me las tengo, y lo próximo que me compre será un ciclomotor carrozado.

Me fastidia más la señalización de “te voy a pillar aunque te esmeres, que para eso soy un cazador socialista”. En el camino para ver a mis amigos, me tropiezo primero con una rotonda con ¡dos semáforos!, uno a la entrada y otro a la salida. Me quejo de mi alcalde “caperucita roja”, pero en ese pueblo deben tener un alcalde “bobo de Coria”, o quizás “Alíbabá”, que eso de comprar semáforos debe dejar unas comisiones suculentas a la vista de como proliferan.

Superado el atascazo que se organiza en esa “rotonda”, debo enfrentarme en el camino con un tramo largísimo, de un mismo pueblo, que empieza con una señal de limitación obligatoria de velocidad a 50 Km/h. Al poco, una de 40 Km/h con una gran advertencia de “velocidad controlada por radar”. ¡Ala, a 40! Pero no han pasado doscientos metros, cuando aparece otra de 50 Km/h y, poco después, otra de 40 Km/h. No es un problema de paso de peatones, ni vivienda del alcalde, ni nada de eso, porque la última de 40 está un páramo industrial. Intentar obedecer es de locura.

El último tramo presenta el último reto. Una carretera con limitación de 80 Km/h. Todo son curvas cómodas, pero curvas. De repente, una recta, ¡la recta!... ¡y una señal de limitación de velocidad de 70 Km/h! Al acabar la recta, de nuevo el 80, que no se puede alcanzar con seguridad por las curvas.

Cada vez visito menos a mis amigos. Ellos en Navidad me regalan tila, pero la tengo aborrecida tras treinta años de “caperucitas rojas”, “bobos de Coria” y “Alibabases”. Y es que cuando la basura se derrama, no deja rincón sin oler.

Baches para arriba

El alcalde de mi pueblo es comunista, franquicia ecologista. Ya lo he dicho en otro lugar de este blog, pero me repito.

Siguiendo los criterios de la aborregada izquierda panfletaria que nos gobierna, la forma que ha encontrado el alcalde de mi pueblo para que los coches circulen despacio, es poner bultos en el firme, que obligan a moderar la marcha. Creo que los elegantes los llaman “badenes”, aunque en realidad son baches para arriba.

Las señales de tráfico que ha colocado mi alcalde “caperucita roja” en el pueblo, marcan un límite de velocidad de 40 Km/h. Pero como los baches para arriba que ha desperdigado por el pueblo son muy bruscos, a la vera de cada uno de ellos ha instalado una señal de límite obligatorio de 30 Km/h. Esto hace que si no se conoce el pueblo y la distribución aleatoria de baches para arriba que ha decidido “caperucita”, es aconsejable no pasar de 30 Km/h para no infringir la norma.

Pero hay más. Los coches normales – no los todo terrenos de marcas maravillosas que gastan los miembros del consistorio que hace tres años estaban en el paro – soportan a 30 Km/h algunos de esos baches para arriba, pero otros son tan duros que a 20 Km/h hacen sufrir al coche y a quien vaya dentro si es mujer embarazada, anciano artrítico o matrona que no se ha ajustado bien el sujetador.

En definitiva, que si uno no domina la distribución aleatoria de baches para arriba y su dureza, también aleatoria, lo mejor es que circule por mi pueblo a 20 Km/h y se “haga” los baches a 10 Km/h. Esas velocidades son una verdadera tortura, una fuente de riesgos y un derroche de combustible.

Pero es que la izquierda no necesita recurrir a ingenieros (todos son chusma de derechas, cuando no del OPUS) para solucionar problemas de circulación, ni recurrir a los libros (¿de qué sirve un libro, dónde haya un buen panfleto?). Si el coche molesta se le revienta con un bache para arriba – que se compren coches buenos - o se hace una isla peatonal a la que, naturalmente, podrán acceder coches oficiales y todas las excepciones que den votos.

Españoles ahumados

Parece que el zapatero aprendiz de brujo está preparando elecciones anticipadas en Galicia, como cortina de humo de la crisis económica. Sin duda Galicia le importa poco.

No me cabe duda de que la crisis económica es una cortina de humo para ocultar la grave crisis social y existencial de la sociedad española. También un ariete de la derecha contra la izquierda. Sin duda la sociedad española les importa poco.

Tampoco me cabe duda de que la crisis social y existencial española, es una cortina de humo para ocultar el latrocinio moral y material a que está sujeto el pueblo español – incluidos muchos políticos de buena fe - por parte de la oligarquía financiera. El pueblo español les trae sin cuidado.

Al poder le gustan los ahumados, lo que denota buen paladar. Pero dicen los entendidos que el exceso de ahumados puede producir cáncer. Esperemos que la ciencia no se equivoque.

Publicado en aragonliberal.es el 28 de agosto de 2008.