martes, 16 de septiembre de 2008

Cataluña es má segura que España

El otro día vi por la “tele” una campaña institucional del “gobierno de España”, en la que me decía que conduciendo a 90 Km./h ahorraba combustible y se viajaba seguro. El “gobierno de España” me engaña.

El gobierno de Cataluña insiste en que la velocidad a la que se ahorra combustible es la de 80 Km./h, e incluso menos. Por eso en Cataluña se ha reducido a 80 Km./h y a menos, la velocidad a la que pueden circular sus súbditos. En Cataluña se va cada vez más despacio y más seguro. Y eso es bueno, dice el gobierno de Cataluña. Algunos anticatalanes piensan que esa manía que tiene el gobierno de Cataluña de reducir la velocidad se debe a que las carreteras catalanas son de tan mala calidad y las infraestructuras tan mermadas de inicio, que la única forma de evitar accidentes es circular despacio, muy despacio.

Algo hay de cierto en eso, pero no debemos pasarnos. Efectivamente, las ingentes cantidades de dinero que se generan y que llegan a Cataluña, deben invertirse en proyectos de futuro, como en informes sobre el temperamento de cangrejo tunelador o sobre la cadencia del paso del escarabajo paseador. También debe invertir el gobierno catalán en embajadas, en la selección nacional catalana de carreras de sacos, en la traducción del Ramayana al catalán, y en enseñar catalán al inmigrante senegalés sin papeles que está de paso, por no decir en la imprescindible campaña de convencer al pueblo catalán de que el mallorquín, el valenciano,… son dialectos del catalán, ¡qué digo dialectos!... ¡que ni tan siquiera existen!

La construcción nacional socialista de Cataluña cuesta mucho dinero y no queda para esa tontería de carreteras e infraestructuras. Pero a la vez, lo catalanes no deben morir en accidentes estériles que nada dejan al gobierno catalán, por lo que la solución es reducir la velocidad en relación a la inversión en reconstrucción nacional; más reconstrucción nacional, menos velocidad. De esta forma, en pocos años, cuando esté casi alcanzada la reconstrucción nacional – ¡ojo, que la reconstrucción nacional no se alcanza nunca y se debe estar siempre en guardia! - todos los catalanes estarán casi parados. El límite de velocidad en las carreteras catalanas será de 5 ó 7 Km./h. Ya no habrá accidentes ni derroche de combustible. La población de burros catalanes (esos negros de las pegatinas en los coches) se habrá multiplicado y, en Cataluña, ese burro catalán sustituirá a perros y gatos como mascota, pues además de hacer compañía será el testimonio doméstico constante de la reconstrucción nacional y servirá también para tirar de los coches. Cataluña será, por fin, de verdad, un inmenso y plácido charco, una idílica charca dorada.

Publicado en http://aragonliberal.es/, el lunes 15 de septiembre de 2008.