¿Quién es el Dr. Morín? Desgraciadamente el lector ya sabrá de quién hablo. No entraré en detalles y lo presentaré con cuatro citas de terceros:
“…Las clínicas del doctor Carlos Morín utilizaban a señoras de la limpieza como miembros del equipo médico que realizaba las interrupciones voluntarias del embarazo…”
lavanguardia.es
“…[según] declaración del propio doctor Morín ante la juez … reconoce que en sus centros se habían practicado abortos de niñas de "trece años en adelante".
lavanguardia.es
“…algunos testigos han asegurado que uno de los centros disponía de un triturador donde se deshacían de los fetos extraídos de las intervenciones supuestamente ilegales”
lavanguardia.es
“…el doctor Carlos Morín invitó a Barcelona a la "flor y nata" del sector abortero mundial, 230 personalidades del sector… En el programa … se ofrecía hacer 50 abortos en directo”
hazteoir.org
Hoy he oído por la radio que ese doctor – o simplemente médico, pues desconozco su titulación – sufre de SIDA. El ministerio de sanidad francés ha alertado a las pacientes francesas que lo fueran del Dr. Morín, que se hagan un control del SIDA por si han sido contaminadas en su operación de aborto.
Y ahora repito la pregunta del titular, ¿quién ama al Dr. Morín?
¿Le ama alguna hipotética paciente que haya podido ser contagiada de SIDA durante el aborto? No lo creo, más bien al contrario.
¿Le ama quien le contagió el SIDA al propio Dr. Morín, bien fuera una paciente desaprensiva que no le advirtió o bien quien se lo contagiara de otro modo? La respuesta es obvia.
¿Le aman las mujeres que en un arrebato de locura y miseria le pidieron que matase a su hijo y han llegado a pagar – al contado - por ello? No lo creo. Cuando la mente se les despeje, le maldecirán.
¿Le aman los “compas” de su aventura “terapéutica”? No le creo. Probablemente ya estarán haciendo cuentas de la herencia en el negocio.
¿Le aman sus camaradas? No lo creo, cuando lo tengan amortizado mediáticamente lo meterán en la trituradora del olvido. Mientras tanto, muy camaradas pero probablemente no lo quieran tener cerca, por si acaso.
¿Le amarán los antiabortistas, a secas? A estas alturas, estarán descorchando botellas de espumoso.
Al Dr. Morín probablemente le ame su madre, quizás sus hijos, si los tiene y, paradójicamente, millones de cristianos, porque si no le aman, no podrán llamarse cristianos.
Al Dr. Morín debemos amarle los católicos, y rezar por él. Porque cuanto más abominables sean sus miserias, cuando más miserable sea su condición espiritual y humana, más ayuda espiritual necesitará.
No debemos olvidar el Evangelio de la semana pasada… Cualquiera puede ser el último viñador contratado, y todos tendrán la misma paga, esa es la Ley del Señor.
Debemos alentar a la justicia para que siga su camino y condene severamente, si procede, al Dr. Morín y a los que con él han caído tan bajo, que tanto mal han hecho. Pero, aunque nos venga a contrapelo, aunque nos cueste por imperfectos y humanos, los católicos debemos estar a la altura de Quien nos lo pide, y tener presente al Dr. Morín en nuestras oraciones cotidianas. Y amar a ese hombre.
“…Las clínicas del doctor Carlos Morín utilizaban a señoras de la limpieza como miembros del equipo médico que realizaba las interrupciones voluntarias del embarazo…”
lavanguardia.es
“…[según] declaración del propio doctor Morín ante la juez … reconoce que en sus centros se habían practicado abortos de niñas de "trece años en adelante".
lavanguardia.es
“…algunos testigos han asegurado que uno de los centros disponía de un triturador donde se deshacían de los fetos extraídos de las intervenciones supuestamente ilegales”
lavanguardia.es
“…el doctor Carlos Morín invitó a Barcelona a la "flor y nata" del sector abortero mundial, 230 personalidades del sector… En el programa … se ofrecía hacer 50 abortos en directo”
hazteoir.org
Hoy he oído por la radio que ese doctor – o simplemente médico, pues desconozco su titulación – sufre de SIDA. El ministerio de sanidad francés ha alertado a las pacientes francesas que lo fueran del Dr. Morín, que se hagan un control del SIDA por si han sido contaminadas en su operación de aborto.
Y ahora repito la pregunta del titular, ¿quién ama al Dr. Morín?
¿Le ama alguna hipotética paciente que haya podido ser contagiada de SIDA durante el aborto? No lo creo, más bien al contrario.
¿Le ama quien le contagió el SIDA al propio Dr. Morín, bien fuera una paciente desaprensiva que no le advirtió o bien quien se lo contagiara de otro modo? La respuesta es obvia.
¿Le aman las mujeres que en un arrebato de locura y miseria le pidieron que matase a su hijo y han llegado a pagar – al contado - por ello? No lo creo. Cuando la mente se les despeje, le maldecirán.
¿Le aman los “compas” de su aventura “terapéutica”? No le creo. Probablemente ya estarán haciendo cuentas de la herencia en el negocio.
¿Le aman sus camaradas? No lo creo, cuando lo tengan amortizado mediáticamente lo meterán en la trituradora del olvido. Mientras tanto, muy camaradas pero probablemente no lo quieran tener cerca, por si acaso.
¿Le amarán los antiabortistas, a secas? A estas alturas, estarán descorchando botellas de espumoso.
Al Dr. Morín probablemente le ame su madre, quizás sus hijos, si los tiene y, paradójicamente, millones de cristianos, porque si no le aman, no podrán llamarse cristianos.
Al Dr. Morín debemos amarle los católicos, y rezar por él. Porque cuanto más abominables sean sus miserias, cuando más miserable sea su condición espiritual y humana, más ayuda espiritual necesitará.
No debemos olvidar el Evangelio de la semana pasada… Cualquiera puede ser el último viñador contratado, y todos tendrán la misma paga, esa es la Ley del Señor.
Debemos alentar a la justicia para que siga su camino y condene severamente, si procede, al Dr. Morín y a los que con él han caído tan bajo, que tanto mal han hecho. Pero, aunque nos venga a contrapelo, aunque nos cueste por imperfectos y humanos, los católicos debemos estar a la altura de Quien nos lo pide, y tener presente al Dr. Morín en nuestras oraciones cotidianas. Y amar a ese hombre.
Publicado en http://aragonliberal.es/, el miércoles, 24 de septiembre de 2008.