No somos justos con nuestro presidente. Zapatero no es un hombre cualquiera, es un hombre especial.
El mercado español ha recibido una partida de miles de litros de aceite de girasol adulterado. El gobierno dice que no pasa nada, que aunque esté adulterado, se puede tomar un poquito y no se nota. Y la gente traga.
Vemos a la ministra de Defensa pasando revista a las tropas españolas en el Líbano. Es una ministra antimilitarista, nacionalista y pacifista y no tiene ni idea de lo que es el ejército. Como está embarazada (es su único mérito), al séquito habitual de un ministro español - que es como el de un rajá oriental pero sin túnicas - le acompaña un equipo médico y no sé cuántas cosas más. Por la tele vemos cómo cuenta no sé que monsergas a unos conciudadanos que se están jugando el tipo. A mí me dio la risa verla, como les ocurrirá constantemente a sus amigotes. Pero son risas distintas. Y la gente traga.
Hay sequía y se raciona el agua del río Ebro; “nada para ti, todo para él”. Cataluña tiene más derecho a saciar su sed que el resto de España. Y la gente traga.
Cientos de críos de colegios que visitaron la central nuclear de Ascó, tuvieron que pasar revisiones médicas pues la central mantuvo en secreto una fuga radiactiva. ¿Dónde diablos estaba Greenpeace? Y la gente traga.
Unos piratas del fin del mundo secuestran un pesquero español. Pasa una larga semana de negociaciones y se paga un rescate, que el gobierno niega, para conseguir liberar a los pescadores. A Francia le pasó algo igual y a las 48 horas estaban capturados los piratas. Toda la acción de España es que “va a abrir diligencias” para ver quiénes son los culpables (la gente de la tasca en la que escribo me está mirando, porque me ha vuelto a dar la risa). Por cierto, el pesquero navegaba en régimen de piratería pues izaba pabellón falso (siendo un buque español no llevaba pabellón de España, sino bandera vasca). Y la gente traga.
España sufre desde hace meses una crisis económica y financiera de libro, que ha postrado a miles de hogares al límite de sus posibilidades y el presidente del gobierno se refiere a esta situación económica como “desaceleración”. Millones de españoles, sorbiéndose los mocos, le escuchan arrobados. Y la gente traga.
España pierde fondos europeos por no saberlos negociar, su territorio se desmiembra, es el paraíso del crimen organizado, es de las últimas en educación de Europa, la primera en abortos, la que más envejece de Europa, la menos productiva en economía… Y la gente traga.
Las tragaderas de los españoles han alcanzado su dilatación máxima en nuestra milenaria historia. Y para colmo, las digestiones no son pesadas. Los poderes fácticos que desde la instauración borbónica dirigen España hacia su ruina, no han encontrado mejor testaferro que a Zapatero. Sería injusto no reconocerlo. No será inteligente, tendrá que dormir en casa porque le da miedo hacerlo fuera, le habrán dicho “nene, tu vales mucho” y se lo habrá creído… De acuerdo. Miserias las tenemos todos. Pero Zapatero es especial y debemos rendirnos a la evidencia.
Yo lo tengo claro. ¡Zapatero, quiero un hijo tuyo! ¿Qué no puedo porque soy un tío…? Pero tú arreglarás eso, ¿no?
Publicado en aragonliberal.com el martes, 29 de abril de 2008.