sábado, 13 de abril de 2013

El acoso, los hijos, las mamás ancianas, los vecinos, los traumas y la cara dura.



Cada día los medios de la derecha y los suficientes de la izquierda, ponen un poquito más de demagogia en el asunto del acoso al gobierno por el asunto de los desahucios. Ahora ya blanden cotidianamente el manido argumento del traumatismo de niños y ancianos. Lector, no te dejes embaucar; como decía Jiménez Losantos, creo que de Gallardón ya antes de ser ministro, la derecha es mala, muy mala.

Ya dije que me parecía bien que se acosara a esos gobernantes que gobiernan tan mal. Y dije que ese acoso ha de ser proporcionado ¡que le digan a Gandhi si se puede incordiar sin violencia! ¿Y a Jesús de Nazaret? Hasta tal punto incordió el buen Jesús, que no sólo lo mataron, sino que se ensañaron ceñudamente con él. Por tanto el acoso no debería implicar violencia, aunque ya sabemos – lo dicta la historia – que es socialismo no sólo es violencia, sino genocidio, por lo que al estar los socialistas al timón de ese movimiento, no se puede evitar la violencia. También el socialismo es cinismo, por lo que no nos extraña que con los socialistas los bancos desahuciaran a sus anchas y que fueran los socialistas los que aprobaran la ley de desahucios “exprés”. ¡Es la vida, pero eso no quita que el partido popular actúe mal!

Ahora bien, el que semejante raza de violentos – la ganadería socialista - esté al frente del movimiento de acoso, no hace bueno al gobierno. Incluso ya comenté, que en realidad lo que están haciendo tanta violencia gratuita y centrada exclusivamente en un color parlamentario, es dar motivos a los medios para que asusten a la opinión pública, haciendo que la situación de vuelva paulatinamente en contra de los desahuciados y a favor de los bancos y del gobierno.

Y en eso estamos. ¡Ahora resulta que los niños de los papás acomodados se traumatizan porque un día la gente les grita desde la calle! Y me pregunto, ¿qué sentirán los niños de los papás trabajadores, que una crisis de corrupción ajena les ha llevado a la pobreza y se ven expulsados de sus casas por la policía? ¿Ese trauma no cuenta? Y no es el trauma de un día, es el trauma de probablemente el resto de su vida. Yo, si tuviera que ser uno de esos niños, preferiría el trauma de que unos acosadores llamen c… a mi papá, que gasta visa oro a cuenta de esos acosadores y otros miles de votantes “pringaos”, que el trauma de racionar la comida y ver a mis papas en la calle, con sus muebles y mis juguetes en la acera.

¿Qué mi argumento parece demagogia?... ¿No es esa la realidad? Intenta argumentarte, querido lector, si es como digo o no. Luego en público di lo que quieras, pero en conciencia, ¿no es el acoso el recurso desesperado del desesperado, frente al cinismo doloso e impune de partidos y banqueros?

¡Que está mal llevado eso del acoso? ¡Claro! Sólo hay que ver quienes destacan a su frente ¡menudos! Pero eso no da la razón al gobierno y a su entorno, incluida la oposición socialista.

La dación en pago es justa cuando el hipotecado lo ha sido por engaño del banco (sobrevaloración del bien), cuando el pago del piso está muy avanzado y no se puede seguir con los pagos, cuando las condiciones económicas y sociales del afectado son extremas... ¡Atención!, que la dación en pago no es un regalo al propietario, pues supone la pérdida definitiva de la propiedad de quien probablemente durante años ha estado pagando una hipoteca, y esa dación sería un gran negocio para el banco, ¡si el banco no hubiera sobrevalorado el bien en su origen! Y lo sobrevaloró no para hacer un favor al cliente, sino para beneficiarse más de él. Con el tiempo el negocio le salió regular al banco y ahora, bancos y gobiernos sucesivos pretenden hacer pagar el mal negocio del poderoso, al débil. Ya nos conocemos esa historia, pero sorprende cuando viene de una derecha en quien muchos confiaban y que ya ha dejado en evidencia que, como muchos de sus cargos, es ya “presunta” derecha.

Naturalmente, quedarse con el bien y encima hacer que el propietario lo siga pagando de por vida sin poseerlo, es mejor negocio, ¡pero es una infamia!

En la revolución francesa, los revolucionarios no eran los buenos, pero tampoco lo era la decadente monarquía absoluta. Y en la revolución bolchevique los buenos no eran los comunistas, pero tampoco lo eran los zares. Y en ambas el poder establecido y absoluto se vino al traste por actuar sin justicia y por minusvalorar a un pueblo sencillo y su capacidad de acción estando bien dirigido (lo que no quiere decir dirigido justamente o dirigido para su provecho).

La grosera manipulación de “los indignados” funcionó neutralizando el movimiento llevándolo a la astracanada, aunque fracasó a quienes querían más, que siempre hay quien anda entre bambalinas. Para estos últimos, el fracaso era previsible pues no había “chicha”. Pero ahora se está jugando con  fuego, porque la Colau y el Verstrynge son “chicha nabo” y están bien trincados con el presupuesto, pero ¿que me dices, lector, de los alemanes “indignados” tras Versalles, y “acosadores” de judíos? Todo le funcionó al sistema hasta que un ridículo, insignificante, oscuro cabo, montó uno de los tinglados más fenomenales de la historia moderna.

Sin esas pretensiones, aunque nunca se sabe de dónde le puede saltar la liebre a un tonto empachado de sí mismo, el gobierno debe andarse con cuidado, pues nunca la injusticia dejó de generar violencia.

jueves, 11 de abril de 2013

La solución de la crisis económica de España.



El pobre Rajoy no se entera. Ni se entera la oposición ni, en general, nuestro parlamento decadente: La solución a la crisis no es una cuestión de medidas económicas, es una cuestión de cambio de valores. Las medidas económicas deben ser una consecuencia de los nuevos valores.

Porque un alma sucia solo genera medidas sucias. Mira, lector, el libro que ha sido guía de todo lo bueno de Occidente y que han leído e intentado seguir prácticamente todos los creadores de nuestra civilización, lo expresa bien claro refiriéndose a los falsos profetas - que incluye a toda esa retahíla de políticos que hablan con palabras tan dulces y actúan con obras tan turbias – “por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7.16).

¿Cómo va a engendrar una buena obra una mala persona? ¿Y no es mala persona, “falso profeta”, quien nos habla constantemente de nuestro bien y sólo actúa para darnos el mal?

Rajoy quiere que salgamos de la crisis “apretándonos el cinturón” y diseña sus medidas, las que puede generar su mente y las de su equipo. Rajoy y los suyos creen que debemos apretarnos el cinturón. Para ello aplica medidas que son ¿buenas o malas? Analicemos los frutos y veremos si esas medidas que se han aplicado proceden de un alma justa o no, de unos hombres buenos o de unos falsos profetas:

¿A quienes obligan a apretarse el cinturón las medidas del Partido Popular…?

¿A los sindicatos, más que presuntos extorsionadores de millones de euros de fondos europeos destinados a los parados andaluces? No, esos – los sindicatos - siguen subvencionados.

¿A los partidos políticos que han llevado directamente a España a la ruina, a la desintegración y a la explotación del débil (socialistas y nacionalistas)  o que han colaborado por omisión con ellos (la derecha)? No, esos – los partidos - siguen subvencionados.

¿A los intelectualoides de la izquierda, que han sembrado la basura del ejemplo de sus vidas, a una población débil intelectualmente? No, esos siguen subvencionados.

¿A los millonarios, que lo son a costa del esfuerzo mal pagado de sus obreros o de la confianza de los que les rodean? No, esos pueden blanquear su dinero con amnistías fiscales y mantenerlo en sociedades de tributación favorable.

¿A los bancos, que durante décadas han rebañado los ahorros de los más débiles o confiados, utilizando malas prácticas y, en ocasiones, incluso la estafa? No, esos tienen inmunidad en sus actuaciones financieras, porque quien hacen las leyes les deben dinero y esperan más de ellos.

¿A los ludópatras ricos, snobs ociosos? No, porque esos pueden desgravar de sus impuestos sus pérdidas en los casinos, lo que no puede hacer el obrero atrapado en las infectas máquinas de juego de los establecimientos públicos…

¿A los parados? Sí, porque se les reducen o acaban sus prestaciones.

¿A las familias numerosas? Sí, porque  carecen de incentivos y se les aumenta la presión fiscal.

¿A los buenos trabajadores? Sí, porque han de malvender su mano de obra.

¿A los buenos empresarios? Sí, porque no repercuten sus impuestos y la disminución de sus márgenes en el salario de sus obreros.

¿A los enfermos con pocos recursos, a los indigentes, a los ancianos, a los tullidos,…? Sí, porque para ellos son los recortes de los impuestos del estado…

Para mí está claro, querido lector, que los frutos de las medidas del gobierno son malos frutos. “Por sus frutos los conoceréis”. Huelgan más comentarios.

Y entonces, ¿Qué se debe hacer?

El propio Jesús de Nazaret nos lo dice un poco antes en el mismo discurso del “Por sus frutos los conoceréis”: “…Haced vosotros con los demás hombres todo lo que deseáis hagan ellos con vosotros” (Mt. 7.12). Más claro, agua. Esos son los valores que dan buenas obras.

Por cierto, acabo de leer que se confirma documentalmente que “La Pasionaria”, la “sanguinaria líder de la izquierda española” durante la Guerra Civil, murió tras confesar y comulgar con un cura católico. No te fíes, lector, de los cantos de sirena de la izquierda, radical o no; el ateísmo es una falacia que pretende anular la libertad del hombre ahogándolo en sus miserias, por eso la Iglesia Católica está tan perseguida por quienes quieren utilizar al hombre en su provecho, porque al margen de la calidad humana de muchos de sus seguidos, la Iglesia defiende la Verdad y la Verdad nos hace libres y un hombre libre es indomable.

Este final viene a cuento porque todo ese tinglado de la crisis es un montaje miserable con soluciones sencillas, pero adoptadas desde otra perspectiva; nunca gobernaremos bien la nave, si estamos en el desierto. Para esa circunstancia, mejor un camello. Es sencillo, pero hay que verlo.

lunes, 8 de abril de 2013

martes, 2 de abril de 2013

Rajoy, Colau y los suovecientos ladrones.



Me dicen que mi artículo anterior fue radical. Y yo digo a quien me lo dice; no sabes leer, solo juntas palabras. Eso de leer sin entender se llama analfabetismo funcional.

Es cierto que, creo que fue ayer, estuvieron a punto de quemar a un alcalde del Partido Popular. Parece que fueron los “muchachos” antidesahucios. Mal rayo les parta. Soy partidario del acoso, no del crimen. Si eres lector habitual de este blog, no tendrás dudas al respecto. Un sinvergüenza que es responsable directo o indirecto del injusto dolor ajeno, y encima cobra y tiene privilegios por causarlo o ayudar a causarlo, se merece el escarnio público y si sus hijos son testigos, mejor, pues no deben estar engañados sobre la catadura de su padre; también los hijos de las víctimas de los bancos deben sufrir el oprobio de la miseria. Pero quemarlo es excesivo, pues no se ajusta ni al cruel "ojo por ojo".

¿No es grotesco que quienes pretenden publicar listados de defraudadores de impuestos o de pederastas, no quieran que se conozcan los nombres de los ladrones de cuello blanco? Claro, esos no tienen sentencias en su contra, ¡pero es que nadie les juzga a pesar de las evidencias! Pues alguien tendrá que ponerlos en evidencia ante esa ausencia de la justicia.

Si alguien tuviera dudas sobre esa basura de la derecha laicista que nos gobierna, atienda la cita del final, dónde hoy nos dice el Montoro, ministro de economía del Partido Popular, que se podrán deducir en la declaración de la renta las pérdidas en bingos y casinos, es decir, que parados y desahuciados, con sus impuestos, ¡deberán subvencionar las pérdidas de ludópatas y snobs, que pierden dinero con ese vicio! Y todo para favorecer a empresas de juegos de azar, clientes de un despacho de economistas colegas del fulano Montoro, ministro de hacienda ¿Serán canallas?

¡Acoso sin tregua a los criminales! ¡Sí, criminales! Porque aunque nos quieran confundir con el lenguaje y pretendan que sólo son criminales los etarras, porque matan, es criminal quien delinque o comete acciones indebidas y ¿qué mayor delito que herir al pobre abusando del poder? Criminales.

Las acciones abusivas de la Colau y sus seguidores benefician a los bancos porque desprestigian el movimiento antidesahucio y lo neutralizan, como ocurrió con el movimiento de “indignados”, que fue fagocitado inmediatamente por la izquierda e inmediatamente neutralizado. ¿Alguien cree que los muchísimos que estamos conformes con dejar en evidencia a los delincuentes de la política, sindicatos y banca, que son intocables para la “justicia”, vamos a estar de acuerdo con que se inmolen niños en hogueras populares? ¡Claro que no! Ya denuncié en el artículo anterior el acoso exclusivo a los miembros del Partido Popular, y es que la miseria moral es constitutiva de la esencia de la izquierda.

Recordemos que la Colau, líder de los antidesahucios, ha recibido subvenciones de la izquierda (tres millones de euros computados hasta ahora), la misma izquierda que hizo vista gorda a los desahucios durante los ¡ochos años! de su último período de gobierno. Es decir, no quieren justicia, quieren despachar al Partido Popular, al margen de las urnas, utilizando la cabeza de las víctimas de la banca. La izquierda no tiene valores, no quiere al hombre, lo utiliza en beneficio de sus intereses que es el de crear una masa proletaria indigente, gestionada por una élite no de sabios, sino de “listos”. A la historia me remito.

Es probable que los antidesahucios acaben como los “indignados”; en nada más que en los antisistema de siempre, con sus piojos y sus rastas, organizados en comunas émulas cutres del que fue movimiento hippie, gobernadas de facto por hijos de papas ociosos. Se lo deberemos a la izquierda, a la mercenaria Colau y a sus patronos. Y es que la cabra tira al monte y la izquierda y el crimen caminan hermanados.

Un servidor, desde esta humilde tribuna, seguirá denunciando la impunidad de los criminales que engordan perjudicando al prójimo. Y con el alma serena, sin ánimo de venganza, con un sentido cristiano de amor al prójimo – rico o pobre – y de justicia social, seguiré animando al acoso proporcionado al criminal que permite que el rico abuse del débil aunque el débil, según opinión general de medios despreciables, se lo merezca.

Por cierto, no os felicité la Pascua. Lo hago a posteriori. Gracias.

lunes, 1 de abril de 2013

Sobre el "stalking" o acoso físico.



Me hago muchas preguntas sobre eso del acoso a personas, para condicionar su decisión. Pero lo que, en un primer golpe de vista, es que a políticos y periodistas les parece mal y que a la extrema izquierda le parece bien.

Ya es un dato. A unos malos les parece mal y a otros malos les parece bien. Podría decirse que entre sinvergüenzas anda el juego. Pero aquí hay más chicha. Analicémosla.

Hoy, en España, esta moda del acoso físico se está refiriendo en primer lugar a los desahucios y en segundo lugar al asunto de las inversiones en preferentes, ambos asuntos en los que, sin ninguna duda y a pesar de políticos, banqueros y mucha prensa, los “malos” son los bancos. Hay mil matices, pero dejando esos flecos de forma, el asunto de fondo, en ambos casos, es un abuso descarado de la banca, creo que una situación de estafa continuada, apoyada en la complicidad del gobierno (primero socialista y luego de la derecha) y en el silencio de la prensa.

Esta situación injusta que lleva a la pobreza y al dolor a miles de personas honradas, no tenía visos de arreglarse de ninguna manera, porque todo el poder estaba de una parte. Siendo así la realidad ¿es legítimo recurrir a la violencia para abatir al tirano? La pregunta está más que contestada en la teoría de la ciencia política y es evidente que la respuesta es sí. No me extrapole el lector esto al caso de la ETA, por ejemplo, pues esa organización es una minoría violenta que quiere ejercer su control injusto con argumentos falsos, sobre una mayoría pacífica que defiende lo contrario con argumentos ciertos, junto a un poder en el que están representados.

Volvamos a lo nuestro. Creo que es lícito aplicar la violencia necesaria para torcer la voluntad delictiva de los bancos y de sus cómplices, cuando no hay más vía. Ahora bien, ¿quién y como se ejerce ese violencia?

Porque tras años de injusticia y de silencio, aparece ahora como líder una mujer, Ada Colau, que estuvo calladita mientras el poder lo ejercía el socialismo, que a la vez subvencionaba de forma millonaria a esa mujer. Es decir, mientras que antes y ahora había injusticia, antes mandaba la izquierda y ahora la derecha, por lo que la mujer Colau y sus compinches luchan contra la injusticia de la derecha, no contra la injusticia de la izquierda, que además tenía en nómina sus intereses. Esa tal Colau es pues una mercenaria del socialismo ladrón, y una luchadora, imagino que a sueldo, sólo contra la derecha ladrona. ¡Menuda líder!... un títere más en este teatro de horror.

La tal Colau no está legitimada para ejercer esa violencia acosadora, ni nadie que, conociendo la situación, hubiera estado callado, pudiendo no estarlo, cuando el que ayudaba a la estafa era el socialismo en lugar de la derecha.

Y siguiendo con esto, claro que está bien acosar a los parlamentarios del PP, cómplices al seguir en su cargo a estas alturas. Pero ¿quien acosa a Botín, no cómplice de la estafa sino estafador de alcurnia?; ¿y a Zapatero?, que tengo por descerebrado, lo que no le quita culpa; ¿y a Rubalcaba, el cínico cobarde, Rasputín de vía estrecha, urdidor de males para el pueblo en beneficio de sus miserias?; ¿y al ministro del interior del vacuo Rajoy, acosador del pueblo a través de sus mercenarios policiales?; ¿y a los policías que esgrimen obediencia frente a órdenes injustas?; ¿y al rey, el gran heredero y exento fiscal, que encabeza la comitiva?; ¿y quién acosa a los jueces, verdadera lepra de la democracia española?...

Los malos de la izquierda están utilizando al pueblo, al que desprecian, para ajustar sus cuentas con los malos de la derecha. Que turbio se pone todo cuando los líderes no son locos normales como Stalin, Hitler o Atila, sino uniformados con mandil que desde logias con olor a naftalina, juegan a ingeniería social, con más vicio que criterio, para intentar dar un toque “glamuroso” a lo que toda la vida se ha conocido como explotación del pueblo. También a esos habría que acosar, pero es que esos son secretos, porque los que vemos son los tontos útiles.

En definitiva, “caña al mono”, eso sí, “sin acritud”, como decía el gran ladrón, y de forma proporcionada al mal y, desde luego, sin reservas de “este no, que es de los míos”. Decía esta mañana un tonto en una tertulia radiofónica “es que el fin no justifica los medios”… ¡Memo!, ¿a que viene eso aquí? ¿No se acosan a etarras para impedir que sigan matando? ¿Por qué no se van a acosar a los poderes para impedir que sigan robando impunemente, cuando todos los demás cauces se han visto inútiles?

¿Qué la dación en pago perjudicaría a la banca? ¡Pues claro, como las alarmas perjudican a los ladrones!, ¿y qué?

¿Qué no darían más créditos? ¿De cuales, de los leoninos?, ¡pues ya está bien! Que los den de los buenos, ¿o esos son incompatibles con la banca española? Y si la banca no da créditos, ¿para qué queremos la banca, si esa es su función? Porque la banca, hasta la fecha, la sido la muñidora del pueblo para canalizar el fruto de su trabajo – el que no recaudaban los impuestos - al estamento del poder, que luego lo ha distribuido en subvenciones a sus amigos, a sindicatos y a la prensa, todo pagado por el trabajador.

¡Y ahora nos decís, panda de acosadores, que el acoso está feo! Los feos sois vosotros.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Más sobre el fin de los tiempos.

La imagen que es una recreación idealizada del Monte Calvario, 
que he obtenido de un fotograma de


ersonas queridas me preguntan sobre el Papa Francisco y las profecías.

Ya he hablado recientemente de ello, aunque muchos medios  católicos, la mayoría, prefieren ignorar esas profecías, relativizarlas o, lo que es peor, ridiculizarlas. Es un error, porque la verdad nos hace libres y la ignorancia o el desprecio no llevan a la verdad, ni llevan a nada bueno.

No digo que éste debería ser ese un tema central en los medios, en absoluto, pero sí que debería haberse tratado con objetividad y rigor, aunque fuera en un rinconcito, y dar una opinión.

Por no seguir ese mal ejemplo, no voy a eludir la pregunta y daré mi opinión sin retórica. No es que mi opinión valga mucho, ¡faltaría más!, pero no me ruboriza ponerla, al menos, al mismo nivel que las de la mayoría de medios católicos y, desde luego, muy por encima del resto de los medios, de un nivel en general lamentable, salvo escasísimas y honrosas excepciones.

Pero antes permíteme, lector, que haga una previa.

Cuando la elección de Benedicto XVI escribí, en un foro ya desaparecido pero del que se puede seguir la pista, que el Señor nos había dado un santo en Juan Pablo II el Grande y ahora, decía entonces, nos da un gran teólogo para llenar de contenido los años de esos dos Papas.

Y así ha sido. Muchos Papas han sido personas excelentes y algunos, santos, pero que en un momento crucial de la Historia se junten dos personalidades tan enormes y tan complementarias, no es normal. El Señor nos ha armado con elementos contundentes para mantenernos fieles a Su Iglesia.

Podemos conocer la Historia, pero no la vivimos y sin vivirla es muy difícil llegar a lo íntimo de su desarrollo.

Y en la Historia de la Iglesia ha habido muchos momentos críticos - un cisma descomunal y herejías que en otro ámbito habrían sido definitivas - pero la Iglesia de Jesús ha sobrevivido conforme a lo que Él profetizó.

Si hubiéramos vivido esos momentos oscuros, probablemente veríamos esas situaciones con mayor dramatismo que su estudio histórico a “toro pasado”. Pero el Señor puso los medios para que esos terremotos no afectaran a la estructura íntima de la Iglesia.

Si nos remitimos a la Iglesia del Renacimiento, vemos con escándalo un cúmulo de aberraciones de algunos Papas, tan legítimos como viciosos y, a veces criminales que, sin embargo, pasaron y ni arañaron la estructura de la Iglesia.

¿No te has planteado, lector, cómo Papas con tales personalidades viciosas en ambientes sociales decadentes, nunca utilizaron su infalibilidad para confundir a la Iglesia? El Señor permitió que ejercieran su libertad personal en el ámbito de lo humano, pero no en el de la estructura central de la Iglesia.

El Señor ha defendido y defenderá a Su Iglesia como prometió.

De eso no debe caber ninguna duda y, si a alguien le cabe, debe enrolarse en otro ejército.

Si hoy vienen retos nuevos, también el Señor nos ha dado armas nuevas y ha hecho que la tradición se convirtiera en dogma y que la Virgen María tenga el status legal, que ya tenía por aclamación popular, y que desde ese incontrovertible status nos oriente sobre los tiempos nuevos Y esa orientación es oración, caridad y fidelidad a su Hijo.

Tras esta previa, digo que cuando me preguntan sobre el fin de los tiempos y los detalles de su evolución, contesto que creo que estamos viviendo ese momento y que no me importan los detalles. 

Creo que debemos comprar ya, si no la tenemos, una edición fiable del Catecismo de la Iglesia Católica, que debemos esforzarnos es conocer lo fundamental e inmutable del dogma católico, para lo que los dos Papas citados arriba, han trabajado con ahínco en elaborar textos modernos y accesibles a la mayoría, y que no debemos desfallecer en la oración a la Virgen María, haciendo de ella una verdadera Madre, próxima y accesible, y a San José, ambos especialmente valiosos en la intercesión con el Señor, que siempre fue un hijo obediente.

¿Y el Papa Francisco? Es un Papa de la Iglesia Católica que merece de quien se llame católico el cariño y el respeto debidos a su dignidad y condición. Por lo demás, lo que deba ser, será, y siempre hace bien ejercer el respeto y la caridad, más cuando se ejercitan en contra de una natural sospecha.

Sólo Dios sabe el efecto que la oración instada en las apariciones de la Virgen, ha causado sobre los peligros que esas mismas apariciones anunciaban, peligros causados por el materialismo de las sociedades modernas en el que sólo la oración puede hacer mella.

Si este Papa, o el que viene, o el otro, o el siguiente quisieran hacer mal a la Iglesia de forma consciente o inconsciente, no prevalecerían sobre ella, como nunca el Mal ha prevalecido ni prevalecerá.

Confianza y oración. La misma Virgen que nos profetiza acontecimientos terribles, nos dice que la oración es la forma de luchar contra ellos. ¿No está claro? ¿A qué preocuparnos más? Y si sabemos leer, ¿no tenemos enseñanza clara para saber lo que es Iglesia y lo que no lo es? Y si sólo sabemos oír, a estas alturas, ¿no conocemos un sacerdote cabal o una comunidad fiel que nos oriente?

Tenemos motivos de alegría y esperanza que nunca tendrán los enemigos de la Iglesia Católica.

sábado, 16 de marzo de 2013

Un Papa simpático



La verdad, es que estoy un poco hasta el gorro de los medios de derechas opinando sobre el Papa Francisco, al que ya llaman Francisco, sin más, con una familiaridad impropia.

Parece que el Papa sea un gobernante más, como lo ha parecido desde el principio; que si va en autobús, que si tiene “buen rollito”, que si pagó su pensión, que si cuenta chistes, … ¿es eso lo importante de un Papa? Sin duda no.

El Papa Francisco no podrá ir más en autobús, ni pasear por la calle a su aire, ni todas esas cosas más propias de un gobernante populista que de un Papa. Y no podrá, o no deberá hacerlo, por su seguridad, que nos debe a todos, ni por tener tiempo para hacerlo; cuando un trabajador normal se pasa trabajando de sol a sol y a duras penas tiene tiempo para cenar e irse a recuperar fuerzas con el sueño, con más razón a un líder político y espiritual no de una nación, sino de medio mundo, le faltarán horas para trabajar en el gobierno mundano de su Nación y en el gobierno espiritual del mundo católico, además de meditar y rezar para elevar su espíritu y recabar el auxilio del Espíritu Santo. No sé qué pensará el Papa Francisco de tanta apología banal de su persona, oscureciendo el fondo y verdadero sentido de un Papa de la Iglesia Católica.

Si el proceso que llevó a la elección del Papa Francisco no tuvo nada que ver, directa o indirectamente, con la abdicación de Benedicto XVI, la elección fue legal y como tal, los católicos deben obediencia al Papa Francisco que, inspirado por el Espíritu Santo, llevará a la Iglesia Católica por el camino de Dios. No importa que diga que va a hacer una “Iglesia pobre, para los pobres”; la Iglesia siempre ha sido así, aunque bien es cierto que algunos hombres de la Iglesia pobre, han sido ricos abusando de la propia Iglesia. San Francisco de Asís era pobre para los pobres y era Iglesia, como otros miles de santos y no santos católicos.

En este blog he insistido siempre en mi parecer sobre la falta de calidad de muchísimos católicos, pero no se me ocurriría hablar de la falta de caridad de la Iglesia Católica. Con afirmaciones como esa, parece que se plantea, desde la propia Iglesia, que hay que cambiar la Iglesia y hacerla caritativa. La verdad es que estoy desconcertado, aliviado tan solo por el hecho de que sin duda será un problema de mi falta de entendederas.

Yo acabo aquí, lector, pero te remito a este interesante punto de vista:

jueves, 14 de marzo de 2013

¿El último Papa?



El mundo católico ha recibido con ilusión y quizás alguna sorpresa, al nuevo Papa. Es natural. No lo es que también los enemigos declarados de la Iglesia Católica, lo hayan recibido con optimismo, como muestran las portadas y tono de los contenidos de periódicos como El País y El Periódico, a pesar de que se acusa al nuevo Papa de colaboración con la dictadura argentina y ser pública su disconformidad con el matrimonio homosexual.

En su primera locución, el Papa Francisco dijo, entre otras cosas (el subrayado es mío):

Y ahora empezamos este camino Obispo Pueblo. El camino de la Iglesia. Aquella que preside en la caridad todas las iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de fe entre nosotros. Recemos siempre por nosotros los unos por los otros. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad.
Os auguro que este camino de la iglesia que empezamos hoy, y en el que me ayudará mi cardenal Vicario aquí presente, será fructuoso para la evangelización y para esta hermosa ciudad.”

No quiero amargar la fiesta, pero ¿no ha sido el camino de la Iglesia, durante dos mil años, “un camino de hermandad, de amor, de fe”? ¿Realmente ese camino de amor y fe, es un camino “que empezamos hoy”? ¿Además de su “cardenal Vicario aquí presente”, le ayudará Dios? Planteadas estas preguntas, no acabo de entender exactamente lo de “gran hermandad”.

¡Qué quieres que te diga, lector, sino lo que pienso! La sinceridad educada, respetuosa y caritativa es el privilegio de quien nada tiene y nada espera, más que de Dios. Pero no entiendas esto como hostilidad o desacato preventivo, no, sólo expectación, a ver qué pasa, porque soy consciente de “cuanto son los cielos más altos que la tierra, tanto están mis caminos por encima de los vuestros, y por encima de los vuestros mis pensamientos” (Is. 55.9). Por eso esperé la elección, escuché al nuevo Papa, recé con él, recibí su bendición y recé el Santo Rosario, encomendándolo al Papa Francisco.

A estas alturas ninguno de mis lectores ignorará que estoy pensando, cuando escribo esto, en mis anteriores artículos en este blog “El fin de los tiempos”  y “La abdicación de Benedicto XVI”. Por eso no quiero acabar sin citar al Cardenal Ratzinger, en relación al tercer Secreto del Mensaje de Fátima, reflexión que nos lleva a tener presente la importancia vital de la oración siempre y, ahora más que nunca:

“…De ese modo se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen que los niños vieron, no es una película anticipada del futuro, de la cual nada podría cambiarse. Toda la visión tiene lugar en realidad sólo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva. El sentido de la visión no es el de mostrar una película sobre el futuro ya fijado de forma irremediable. Su sentido es exactamente el contrario, el de movilizar las fuerzas del cambio hacia el bien…”

 “Comentario Teológico” de Joseph Card. Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe a “Documentos sobre El Mensaje de Fátima”, 26 de junio de 2000. Tarcisio Bertone, SDB. Arzobispo emérito de Vercelli Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_20000626_message-fatima_sp.html

viernes, 8 de marzo de 2013

Caridad y pecado mortal.



En “Moradas del Castillo Interior”, santa Teresa de Jesús nos ofrece una idea muy intuitiva y hermosa de lo que significa para el hombre estar en pecado mortal. Transcribo dos párrafos que se refieren a las consecuencias y efectos de ese pecado para el pecador:

“… Ninguna cosa le aprovecha, y de aquí viene que todas las buenas obras que hiciere estando ansí en pecado mortal son de ningún fruto para alcanzar la gloria…”.

Es de considerar aquí que la fuente y aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma, no pierde su resplandor y hermosura, que siempre está dentro de ella y cosa no puede quitar su hermosura. Mas si sobre un cristal que está a el sol se pusiere un paño muy negro, claro está que, aunque el sol dé en él, no hará su claridad operación en el cristal”.

Me cuesta coincidir con la primera observación, sin matizarla; ¿verdaderamente las buenas acciones que realiza un alma en pecado ni aprovechan ni le aprovechan? Creo que no es ir contra la doctrina de la Iglesia, el considerar que las buenas acciones de un pecador en pecado mortal, al menos le sirven para mantener un “tono” moral, aunque sea agónico. No hablo de salvación, que es harina de otro costal, sino de provecho: no creo que un acto de caridad, realizado por un alma en estado de pecado, no aproveche ni le aproveche. Piense el lector en mil ejemplos, uno muy delicado y reciente que se refiere al fundador de Regnum Christi y de la Legión de Cristo, un gran pecador que fundó una gran empresa. ¿No fueron provechosos para otros los actos lúcidos de ese pecador? ¿No habrían sido provechosos para él mismo, en el sentido de que sin ellos no habría podido mantener un hilo que quizás le permitiera, en sus postrimerías, salir del profundo agujero moral en el que estuvo sumido?

Así como “El pecado crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de actos” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1865), los actos caritativos, también los de un pecador,  por difusos que sean, deben crear una facilidad para el arrepentimiento.

La segunda cita de nuestra querida santa Teresa, parece que no contradice lo que he comentado, bien al contrario lo ratifica. Es de un gran efecto para nuestra esperanza saber que el reflejo de Dios siempre está ahí, aunque nos empeñemos en ocultarlo por nuestra voluntad de pecar. Pero ningún paño puede cegar del todo el alma y siempre hay alguna fisura por dónde aparece la luz, aunque sea un instante, que mantiene el testigo de que en el pecador hay humanidad. Si esa luz es la que nos hace humanos, no puedo concebir que el pecado mortal nos haga inhumanos, sí que nos impida la salvación, pero como ya dije más arriba, eso es harina de otro costal. El pecado “no puede destruir el sentido moral hasta su raíz” (CEC, id.), no se puede ocultar del todo “aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma”.

miércoles, 27 de febrero de 2013

El fin de los tiempos.



l católico no tiene obligación de creer en las revelaciones privadas. Pero la incredulidad no siempre es razonable.

En un documento sobre las apariciones de la Santísima Virgen María en Kibeho (Ruanda, 1981-1983), traía al respecto una cita del teólogo Antonio Royo Marín, O. P. (1913-2005); “La credulidad excesiva consiste en admitir con demasiada facilidad y sin suficiente fundamento, como pertenecientes a la fe, ciertas verdades y opiniones que están muy lejos de pertenecer a ella... Hay que evitar, sin embargo, caer en el extremo opuesto, o sea, una hipercrítica racionalista que hiciera dudar hasta de las revelaciones privadas aprobadas por la Iglesia... que, sin pertenecer por ello al depósito de la revelación ni ser objeto de fe divina, sería presuntuoso y temerario rechazar”.

Algunas revelaciones privadas no han sido aceptadas todavía por la Iglesia Católica, pero son solventes y tienen la opinión favorable de personas relevantes de la Iglesia. Pienso en Garabandal o, en otro orden, las visiones de María Valtorta.

El lector ya conoce mi opinión sobre la práctica católica; si uno es católico lo debe ser sin falsos pudores, pues para ejercer de pusilánime o de progresista ya hay otros ámbitos donde llevan eso a gala.

Por esa razón, un católico debe vencer temores e ir a las procesiones marinas (aunque sean en Barcelona nido de progresismo rancio), asistir a las romerías, arrodillarse al comulgar o creer en las revelaciones privadas sobre las que la Iglesia no haya tomado postura, siempre que sean coherentes con las Sagradas Escrituras y con el Magisterio de la Iglesia. Lo demás son pamplinas.

Por eso creo en las revelaciones privadas que cumplen con los requisitos de verosimilitud adecuados.

Y en este contexto quiero hacer unas reflexiones, es cierto que con pobre fundamento, sobre las revelaciones y los tiempos que corren.

Tras la abdicación de S. S. Benedicto XVI y cuando en las próximas semanas, D. v., sea nombrado un nuevo Papa, se dará la paradoja original de que convivirán dos papas “buenos”, de corazón y de status jurídico. Es decir, uno legítimamente abdicado y con el merecido cariño de la grey, y otro legítimamente nombrado con el cariño popular que siempre, y sin más, conlleva el cargo.

Como es natural, jurídicamente la situación de ambos es distinta, pero afectivamente es otra cosa, porque la huella del buen Benedicto XVI está presente y muy señalada y, sin duda, el nuevo Papa será un hombre de Dios, por lo que despertará el mismo afecto, por lo menos, que su predecesor.

Con esto no quiero decir que presuma interferencias. No voy por ahí. Creo que Benedicto XVI es un hombre tan prudente e inteligente, que nunca saldría tal cosa de su corazón ni de su cabeza. Lo que quiero decir es que en el Vaticano habrá dos papas, uno emérito y otro en activo, dos hombres “vestidos de blanco”.

Permítame el lector que le dé por leído en el tema. Y sobre ello, me pregunto ¿la imagen de un hombre de blanco, saliendo de un Vaticano desmoronado, entre cadáveres de religiosos y laicos, es una imagen metafórica o real?

La Ley Natural ya ha sido desbordada, aunque una buena parte de la sociedad ha digerido este tránsito, embutido por los poderes fácticos; el aborto es un crimen abominable que a una persona normal le revuelve el estómago sólo con pensarlo.

 Y sin embargo, hoy el aborto es normal en una buena parte del mundo desarrollado.

Siendo la homosexualidad algo que viene desde que el hombre es hombre, y condición que en nada denigra a quien la lleva con dignidad, Muchos ven con naturalidad, la parodia del matrimonio homosexual y la adopción de niños por parejas de homosexuales, aberraciones antinaturales  que no quiere convivir con la institución familiar, sino destruirla.

Un extraño odio al cristiano está, de repente, acabando con la vida física de cristianos en el tercer mundo, dónde la impunidad es mayor, e intentando acabar con la vida social de cristianos en el mundo desarrollado, prohibiendo de hecho o de derecho las expresiones públicas de devoción,  incluida la de llevar una mínima cruz al cuello).

Un absurdo racionalismo, impuesto a martillazos, ha dormido en muchas almas la creencia milenaria e innata a la condición humana, de creer en un Ser trascendente que ha dictado las Leyes que rigen el buen discurrir del mundo….

¿Y la cada vez mayor proximidad entre católicos y protestantes, tan trabajada por el beato Juan Pablo II el Grande y Benedicto XVI, que tanto han intentado extenderla al judaísmo?

¿No son todos esos, signos revelados del inicio del fin de los tiempos? ¿No puede ser que el  hombre de blanco de la revelación no sea un Papa, sino un papa emérito?  ¿será el nuevo Papa el último? ¿no será que el fin de los tiempos está en pleno apogeo y que en breve nos veremos sorprendidos por nuevos sucesos profetizados?

Muchos buenos católicos así lo creen. Y muchas cabezas bien amuebladas, no católicas, ven que algo pasa en el mundo que lo hace inentiligible.

Pero si estamos viviendo el fin de los tiempos, no quiere ello decir que el fin del mundo esté aquí. O quizás así. El fin del mundo es un momento que, por mandato divino, no conocemos ni debemos desear conocer.

Es un insensato quién se preocupe por ese acontecimiento. Pero el fin de los tiempos se nos ha revelado con detalles, para que lo intuyamos. Como ya comenté, puede durar la intemerata.

Por eso animo al creyente a profundizar en su fe a través de la oración.

Al no creyente y al ateo a cumplir la Ley Natural expresada magistralmente en los Diez Mandamientos; eso no compromete y sin duda mejora. Y a todos, a practicar la caridad, porque eso siempre es bueno, y la única etiqueta que nos pone es la de “tonto”, que así ve la caridad el materialismo cutre; aunque la solución para no ser tachados de ingenuos por los “progres”, es practicarla en el anonimato.

Por lo que a mi respecta, estoy francamente apasionado por vivir estos momentos inevitables.

Soy un hombre regalado, pues he vivido bajo un  poder político católico y bajo una democracia bananera, y he podido comparar; he conocido democracias maduras, y he podido valorar; he vivido la llegada del hombre a la Luna, la implantación de la televisión y de la informática y, en territorios profundos, he vivido la fugaz transición de una mentalidad medieval al sórdido modernismo; desde la vida o la resurrección, viviré el fin del mundo y, creo, estoy viviendo el fin de los tiempos, lo que es verdaderamente apasionante, aunque no sé si estoy a la altura… bueno, sí lo sé y en ese aspecto no ando muy tranquilo.

Pero no hay más cera que la que arde, aunque confío en que el Velero ponga la que falta.

jueves, 21 de febrero de 2013

La Abdicación de Benedicto XVI



El lunes 11 de febrero pasado escuché, a la hora del Ángelus, la noticia de la renuncia de Benedicto XVI. No me la esperaba, claro. Y me supuso un golpe importante por varias razones, que explico ahora, cuando la frívola y efímera memoria social ya se ha olvidado del momento y está pendiente de cotilleos sobre el papable.

En primer lugar y razón muy egoísta, porque no soy un hombre de fe. Mi camino es tortuoso y siempre lo he recorrido soportado en la ciencia. Creo que la ciencia lleva a Dios, quizás dando algunos rodeos, pero es una baza que controlamos, mientras que la fe viene cuando el Espíritu la envía. Son realmente afortunados los que tiene fe, aunque deben ser menos de los que se lo creen, pues pocas montañas veo moverse. La ciencia me ayuda en el camino, pero en buena parte del mundo católico español, la ciencia y el estudio es algo que vienen grandes; se valora más la “fe del carbonero” – que viene dada y no hay que trabajársela, lo que es muy cómodo - y se considera que con esa “gran fe” sobra todo lo demás, llegando incluso a recelar del estudioso. No me confunda el lector mareando la perdiz; san Martín de Porres es un gran santo iletrado y, por cierto, gran amigo y compañero de penas de mi niñez.

Digo esto porque cuando leí y medité por primera vez a Benedicto XVI, encontré en él confirmación de lo que creía; la ciencia no es algo marginal, ni peligroso, sino que ciencia y fe van de la mano, aunque en dos niveles distintos. Me refiero naturalmente a la verdadera ciencia, no a la técnica, que amanuenses de la ciencia aplican a aberraciones como el aborto o la guerra. Con Benedicto XVI tuve el lujo de poder aprender de una persona sabia, inspirada, que se expresa de tal forma que hasta yo puedo entender. Sin duda, Benedicto XVI acepta y comprende que yo sea un hombre sin fe y entiende que le lea para, a través de la ciencia, llegar al Dios único, a la espera de que el Espíritu Santo crea que debe darme su regalo que, por lo que oigo, no merezco. Benedicto XVI es para mí como un director espiritual, al que no le ocupo tiempo pues ni sabe que existo.

La otra razón fue de una cierta decepción. Ya sabemos que no se puede idealizar a nadie, ponerlo en un pedestal por bueno que nos parezca,… pero la carne es débil y a menudo cae. Yo estaba caído al haberlo puesto en un pedestal aunque tenía a mi favor que, a su edad, ya no tendría tiempo de decepcionarme. Y, en el momento de la noticia, me decepcionó; ¿no aguantó su predecesor como un  cosaco y murió con las botas puestas?

La tercera razón de mi zozobra, fue el desamparo en el que me parecía quedaba la Iglesia, que tan buena conjunción había logrado con su predecesor Juan Pablo II el Grande, un hombre de acción y con el propio Benedicto XVI, un intelectual que con su sabiduría dejaba anclado el legado anterior.

Así estaba el lunes 11 de febrero, tras el Ángelus, hora en que conocí la noticia.

Pensé en escribir en este blog mis sensaciones, pero tan buena es la ciencia que me ha hecho aprender que para emitir un  juicio, previamente hay que observar y meditar. Y no tener prisa. Así es como actúa la Iglesia Católica de la que yo, sin fe pero con evidencia científica, he aprendido que es una buena Maestra.

No dejé de estar atento a las noticias que daban los medios fiables, tantas y tan precipitadas, de este evento histórico, al tiempo que algo se revelaba en mi cabeza contra las sensaciones de decepción y desamparo que acabo de describir. Y llegué a dos conclusiones. Una, que a esa edad no se cambia y que si Ratzinguer había tenido un patrón de vida, no lo iba a cambiar por un asunto tan baladí como su salud, que no creo que le importe demasiado. La otra, es que todos los análisis que se hacían de su “Declaratio” lo eran desde la perspectiva de la sociedad ordinaria, como si Benedicto XVI fuera tan solo otro jefe de estado.

Algo fallaba y falla en todo esto, algo de bulto. Debía rumiar antes de escribir. Por eso he esperado, querido lector.

Releyendo el texto oficial en castellano no podía abrir ninguna brecha, hasta que caí en que la forma de gobierno del Vaticano es, jurídicamente, una monarquía absoluta en la que el Papa es el monarca. Y un monarca lo que hace, cuando deja voluntariamente su cargo, es abdicar, no renunciar. No creo que a un intelectual de la talla de Benedicto XVI se le pasase por alto ese detalle jurídico en una declaración oficial de tal envergadura, que incluso redactó en latín, lengua oficial del Estado. Por eso, el término que utiliza, “renuntiare”, debe tener también la acepción más propia de “abdicar”, no utilizada por el traductor por desconocimiento, por miedo (queda más duro “abdicar” que “renunciar”) o por otra razón que desconozco pero que no cierro la puerta a su existencia.

El que estuviera en lo cierto o no sobre esa traducción defectuosa, es ya indiferente, pues me puse a estudiar, a mi escasa luz, el texto latino y encontré respuestas a los desalientos que me invadieron al conocer la abdicación de Benedicto XVI, desalientos que, como se verá, no estaban justificados.

Si el lector ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí, no le importará seguir. Veamos pues algunos puntos interesantes de la “Declaratio” en su versión española y original latina.

Primero quiero señalar que la forma de anunciar la noticia deja ver que Benedicto XVI tomó la decisión que debía tomar, no la que le apetecía o convenía tomar y, además, muestra su actitud más íntima frente a su papel en la Iglesia; se sabe un mero instrumento de Dios (“un simple y humilde trabajador de la viña del Señor”dijo en su primera aparición pública); “Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia”. Cualquier político habría convocado una rueda de prensa para anunciar la mayor tontería intrascendente, mientras que el primer dignatario del mundo y, según la creencia de cientos de millones de personas, representante en la tietrrta de Jesús, el Hijo de Dios, “aprovecha” una reunión ordinaria para comunicar una noticia de trascendencia mundial. Los políticos, cuando quieren atenuar sus responsabilidades, utilizan otras noticias de impacto como cortinas de humo, pero es evidente que éste no es el caso. Benedicto XVI no quiere pasar inadvertido, sólo cumple un  trámite necesario. Me cuesta entender tanta humildad y coherencia en un gobernante, pero cuanto más lo asimilo mayor es mi admiración por Benedicto XVI.

Siguiendo con el texto, leemos en la traducción española “ya no tengo fuerzas”. Dicho así, significa que Benedicto XVI ha perdido las fuerzas que tenía, todas o una parte substancial de ellas. Eso no parece cierto. De hecho hemos visto a Benedicto XVI tras la “Declaratio” y no da precisamente muestras de falta de fuerzas, sino todo lo contrario. Además, nos dice de su intención de dedicarse a la oración y a escribir, y esas labores, bien hechas – de la única forma que las puede hacer un hombre de la talla de Benedicto XVI -, exigen una fuerza física y espiritual muy grande. Por eso, a la luz del texto latino, se debe leer que lo que dice Benedicto XVI, es que sus fuerzas no son las adecuadas, es decir, que tiene las fuerzas que tenía, pero que ha llegado a la certeza de que esas fuerzas que tiene y que no ha perdido, no son suficientes para afrontar lo que más adelante nos dirá en esa misma declaración.

Conscientia mea iterum atque iterum coram Deo explorata ad cognitionem certam perveni vires meas ingravescente aetate non iam aptas esse ad munus Petrinum aeque administrandum.

La traducción oficial dice:

“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.”

Si bien me parece más adecuado:

“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, mis fuerzas no son las adecuadas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.”

Seguimos leyendo. Viene ahora un párrafo sobre el que Carlos Ruiz Miguel, autor al que no conozco más que por un interesante artículo publicado en su blog de Periodista Digital (“Desde el Atlántico”, “Abdicación de Beneicto XVI: algunas reflexiones y una grave pregunta sin contestar”), comenta: “El pasaje más misterioso del comunicado del Papa es éste: "in mundo nostri temporis rapidis mutationibus subiecto et quaestionibus magni ponderis pro vita fidei perturbato" (en nuestro mundo sometido a rápidas mutaciones de los tiempos y perturbado por cuestiones de enorme gravedad para la vida de la fe). Ya resulta algo extraño que la palabra "temporis" sea omitida en las traducciones. Pero lo que es, no extraño, sino misterioso, es la frase en la que dice que nuestro mundo está "perturbado por cuestiones de enorme gravedad para la vida de la fe" (quaestionibus magni ponderis pro vita fidei perturbato).”

El párrafo y su traducción oficial son:

“Attamen in mundo nostri temporis rapidis mutationibus subiecto et quaestionibus magni ponderis pro vita fidei perturbato ad navem Sancti Petri gubernandam et ad annuntiandum Evangelium etiam vigor quidam corporis et animae necessarius est, qui ultimis mensibus in me modo tali minuitur, ut incapacitatem meam ad ministerium mihi commissum bene administrandum agnoscere debeam.”

“Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.”

Benedicto XVI ha visto de pronto (“en los últimos meses”) que ha disminuido su “vigor”, que es la capacidad de obligar y de ser eficaz, no sus fuerzas, como ya vimos. Entiendo que el Papa ha visto, en un momento determinado cercano en el tiempo (“en los últimos meses”), algo así como que ha disminuido su autoridad moral frente a un mundo que se le ha presentado de repente. Lo dice un Papa que ha dado la cara frente a los dramáticos problemas de pederastia, aborto, ataque a la institución familiar, vanalización de los valores occidentales, materialismo feroz, situaciones muy delicadas en sectores puntuales de la Iglesia… problemas sin duda de enorme gravedad para la fe. Para todo eso Benedicto XVI ha considerado que sus fuerzas y su vigor eran los adecuados… ¿cómo será lo que nos viene, para que el Papa crea que sus fuerzas ya no son suficientes y para que eche en falta vigor suficiente?

Concluyo que Benedicto XVI no desfallece frente al inmenso trabajo de su oficio, no abandona por temor al esfuerzo físico o mental, sino que Dios, a través de la oración, le ha otorgado una visión profética de los tiempos inmediatos que vienen y, frente a esa situación, su integridad intelectual y moral, su recta conciencia, le han inspirado que no debe ser él quién esté en ese lugar cuando tales eventos se desencadenen. Los motivos de Benedicto XVI no justificarían una abdicación en tiempos “normales”, incluso entendiendo ya por “normal” el caos de nuestro tiempo.

Las interpretaciones que se han divulgado de la abdicación de Benedicto XVI son mundanas e impropias para un católico. Desde la fe católica se debe tener presente que Benedicto XVI no es un gobernante más, sino un hombre elegido, por inspiración del Espíritu Santo, como máximo responsable de la Iglesia de Jesucristo y, en consecuencia, el representante de Dios en la Tierra. Para los católicos, una decisión como la que comentamos no puede tener interpretación meramente humana.

El Espíritu Santo guía el proceso. Todo tiene un sentido. No puedo dejar de pensar en Garabandal, en el fin de los tiempos y cómo puede encajar esta situación en el todo. Creo que se presenta un futuro apasionante que aunque puede durar la intemerata, sin duda se ha ido incubando desde hace unos lustros en los que estamos viviendo episodios “de libro”.

No quiero acabar sin citar un fragmento de las “Reflexiones  sobre la renuncia del  Papa  a  ser  Papa”, que hace el anciano p. Muñoz, en una carta desde el “Oasis de Jesús Sacerdote”: “¿Será un castigo de Dios para el mundo y los cristianos la renuncia de Benedicto XVI? Yo no soy profeta, pero pensemos que todos los Gobiernos no han hecho caso de sus palabras y protestas  condenando el aborto, es decir, millones de seres inocentes asesinados en el vientre de sus madres;  los “matrimonios” homosexuales y adopción de niños como hijos; la eutanasia;  etc.   Son pecados que van contra la Ley Natural. El Papa se ha visto solo.  Y ¿quién ha elegido esos gobiernos?  La MAYORÍA del pueblo.  Los pueblos, incluyendo los cristianos,  han aceptado esas aberraciones… quieren la pornografía, el divorcio, los adulterios, el amor libre, las leyes antinaturales (como que los animales tengan más derechos que los niños antes de nacer) el desenfreno sexual, la destrucción de la familia,….. pero no quieren  los cataclismos naturales, ni guías materiales que los opriman con impuestos, o les roben el dinero, ni les quiten la libertad….. en una palabra quieren pecar pero sin castigos.”

Dice Benedicto XVI en su despedida: “Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria”. Y por lo que a mi respecta, seguiré leyéndole y aprendiendo y, con mis limitaciones, rezando con él.

sábado, 9 de febrero de 2013

Rajoy, sus rentas y el lobo feroz.



Cuando escribo crítica social, opino sobre la acción pública de personas, nunca se me ocurriría tratar de cuestiones privadas de esas mismas personas. Es por eso de ver  la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, cita bíblica que Saenz de Buruaga, presentador de las mañanas de la COPE, asignó al “refranero” ¡menudos los periodistas y su cultura general!

A lo que iba. Rajoy ha presentado su declaración de renta y a los socialistas les ha parecido poco. A mí también, pero por distintas razones.

Una razón muy importante es la nula autoridad moral de los socialistas para que les parezca bien o mal nada de lo que diga o haga Rajoy. Me dirá usted, lector “¡pero están en la oposición y lo han de hacer!”. Si me dice eso, lector, le diré que está usted equivocado. El cargo no anula la legitimidad moral; los socialistas que están en la oposición, protagonistas de una corrupción sistemática e institucionalizada, deberían haber dimitido en su día y haber dejado paso a gente sin tara pública y sería esa gente nueva la que tendría legitimidad para opinar sobre las decisiones de Rajoy.

Cuando Jesús instó a que tirara la primera piedra el que estuviera libre de pecado, de entre aquellos que querían lapidar a la adúltera, nadie se atrevió a hacerlo. Eran una multitud malintencionada de personas dispuestas a matar. Nadie tiró una piedra. Si hubiera sido una turba instigada por los socialistas, habrían hecho un desastre. ¡Y mira que aquellos eran malos!

Pero es que, además, esta situación me trae a la cabeza una fábula que creo ya he contado en este sitio; la oveja bebe en el río, corriente abajo del lobo. Y el lobo le dice:

- “¡Te voy a comer porque con tus babas manchas mi agua!”.
- “Pero tu estás aguas arriba, eso no puede ser”, le dice la oveja resignada. El lobo, fastidiado por la evidencia, insiste:
- “¡Te voy a comer porque con tus patas levantas barro y manchas mi agua!”.
- “Pero tu estás aguas arriba, eso no puede ser”, insiste la oveja. Y ante la evidencia, el lobo salta sobre ella y se la come, harto de tanto trámite.

Rajoy, toma nota, nada es suficiente para el lobo feroz y malvado cuando lo único que busca es calentarse la barriga al precio que sea, y por mucha hambre de oveja que tuviera el lobo feroz nunca será comparable a la sed perversa de poder de los insaciables socialistas.

Esos, son los socialistas. Pero yo soy Pepe y no tengo esa traba moral, pues no soy un corrupto, por ahora ni presunto. Y te pregunto, Rajoy, ¿Qué pretendes con  ese gesto? Si tus bienes ya los tienes declarados como obligación al tomar el cargo, ¿qué otra cosa puede mostrar la declaración de tu renta? Solo alimentar el cotilleo de verduleras, porque si no estuviera cuadrada, Hacienda te habría dado un coscorrón en el coco y la habrías tenido que repetir hasta que te cuadrase. A mí no me deja cuadrarla de nuevo, y en lugar de un coscorrón me pone una multa leonina, pero eso es otra cuestión.

Dice un tertuliano muy veterano, un personaje de esos que siempre flotan, que los políticos nos tenéis por idiotas y que por eso os comportáis así. Creo que tiene razón en la afirmación, no en que luego haga populismo pretendiendo que la gente no es idiota.

Al escribir esto aquí, me redimo de esa culpa; los españoles son idiotas, o bobos, o imbéciles o, de no ser nada de eso, malas personas. Yo soy español, pero no soy ni lerdo ni malo, soy un español acogotado.

Ya no hay ocasión de apelar al mal menor. Esto está roto. La crisis es el pus que supura por la herida pestilente; limpiar esa supuración no basta. La infección está dentro, es profunda y no tiene cura sin cirujano.

martes, 5 de febrero de 2013

Golfos Apandadores


A los nacionalistas catalanes les sale el tiro por la culata cuando han preguntado a la ministra Ana Pastor las "graves deficiencias" de los trenes de media distancia, que dependen de la Comunidad Autónoma.”

Cuando era chico, me encantaban las historias del Pato Donald, sus sobrinos, el tío Gilito y los Golfos Apandadores.

Han pasado los años y se me ha despertado la nostalgia al leer la noticia que encabeza este comentario.

Llevamos meses viendo cómo los oligarcas de los partidos políticos se están tirando los trastos a la cabeza por ajustes de poder entre ellos, mientras un coro de jueces y fiscales cantan La Traviata al son que les tocan. Todos apelan a la justicia, a la presunción de inocencia, al contradictorio “yo no, pero tú más”, ¡a la prescripción!…

Y aguantamos, porque no hay más remedio.

Pero episodios como el que leemos arriba nos dejan claro que esa casta de más que presuntos ladrones es, además, una casta de incompetentes. Literalmente, incompetentes, pues no conocen sus competencias.

Así va España. La oligarquía ocupa tanto tiempo en robar presuntamente, que no sabe ni cuál es el cometido de su cargo. Total, ¿para qué?, ¡si han falsificado en su currículo hasta el certificado de bachillerato! Eso sí, que los homosexuales se casen y que las adolescentes aborten a su aire. ¡Que lujo de cortinas de humo! De eso sí que entienden nuestros Golfos Apandadotes.

Ten por cierto, lector, que la crisis lo es de valores, exclusivamente de valores. Dicen que el canciller alemán Otto von Bismarck, allá en el s. XIX, comentaba que España era la nación más rica del mundo, pues llevaba cuatro siglos arruinándose y todavía no había tocado fondo.

Técnicamente, la solución está clara. Stalin, Mao o Pol Pot ya habrían resuelto esta crisis, que es una crisis de políticos y jueces. Claro que luego tendríamos que neutralizarlos, pues una vez en marcha no tenían medida. Pero nosotros somos demócratas, y las soluciones de toda la vida no son correctas, a pesar de la credibilidad que tienen entre la izquierda de hoy. Y si no, que se lo pregunten a Carrillo, el pacificador de Paracuellos del Jarama. Pero es sólo credibilidad de boquilla porque, en el fondo, el político más radical es fervientemente demócrata presunto, presunto Golfo Apandador.

sábado, 2 de febrero de 2013

Rajoy se confiesa


A veces, cuando uno hace revisión de conciencia para confesarse, los católicos, o para conocerse y mejorarse, los que no son católicos pero son gente buena, nos podemos encontrar con que no somos tan malos. O dicho de otra forma, vemos en nosotros deficiencias, pero ninguna realmente grave, “pecados mortales” que diría un católico. Y respiramos tranquilos.

Cuando esta mañana he oído al presidente Rajoy indignado sobre la corrupción que se le achaca a él y al Partido Popular, he tenido claro que Rajoy se estaba confesando, confesando su inocencia. Es meritorio pues lo tengo, sin más fundamento que la intuición, por persona soberbia a la que le habrá costado mucho dirigirse al pueblo en general y en particular a esa facción que le acusa.

Rajoy habrá hecho examen de conciencia, no se habrá encontrado faltas graves y se ha confesado. Pero creo que, como nos ocurre a muchos en los exámenes de conciencia, se ha equivocado, quizás por falta de práctica. Rajoy se ha dicho inocente de pecados de acción, y me lo creo, pero ¿y los de omisión?

¡Los pecados de omisión! Siempre tan olvidados. Y sin embargo, incluso la ley humana los castiga, por ejemplo por omisión de auxilio o por negligencia, que es una forma de omisión.

Rajoy no habrá recibido ningún sobre con sobresueldo pero ¿no ha hecho vista gorda a cosas graves, que le han llevado a su situación de esta mañana? ¿No ha habido ninguna omisión? ¿Nada de nada? No me refiero tan solo a los aspectos económicos de su gestión, sino a indultos, aborto, pobreza, justicia, injusticia social… ¿Ninguna omisión?

Querido Rajoy, eso ya no me lo creo. La sociedad española está como señora por rastrojos porque quien la gobierna no tiene seso, o lo tiene dislocado. No el presidente a palo seco, sino el gobierno y su entorno de poder fáctico. No vale que los socialistas sean más corruptos y dejaran a España en la cuneta; ¡ya sabemos lo que es la izquierda y nada bueno esperábamos de ella! Pero la derecha, la que pretende haber tomado la antorcha de la cultura occidental, que esa derecha omita los pecados de omisión, eso es imperdonable.

El que alguien de su gobierno recibiera sobresueldos es, a estas alturas, lo de menos, pues eso se arregla con una condena y un resarcimiento a la parte dañada. Es un trámite. Pero que usted y su gobierno, usted como primer responsable, haya destruido en el alma de tantos la esperanza de una sociedad algo más justa, eso es un pecado grave. Muchas almas sencillas creían que había otra opción. Pero ustedes les han intentado dejar claro, diáfano, que no hay más cera que la que arde; oligarquía de partidos, connivencia con la justicia, y corrupción.

Y si el presidente es capaz de semejante error de bulto en su examen de conciencia, ¿hablamos en el mismo idioma cuando tratamos de doble contabilidad? Sr. Rajoy, la “b” de “contabilidad b”, no es por “b” de “buena”; ni el “pago en negro” es porque el sobre con los euros se lo de un africano. Es sólo “argot” contable.

jueves, 31 de enero de 2013

Aborto



El aborto es un crimen. El aborto sistemático un genocidio. No hay vuelta de hoja. Uno puede estar de acuerdo o no con el crimen y con el genocidio, pero son ellos los que califican la realidad, no la realidad la que se adapta a sus criterios.

Muchos son seguidores de Stalin, criminal y genocida. Justifican sus crímenes por una causa mayor ya que libró al mundo de no comunistas stalinianos. Pero no pretenden que Stalin fuera una hermanita de la caridad.

Con el aborto lo mismo. ¿Está usted de acuerdo con el aborto? Pues bien, ya se sabe dónde está usted. Ahora, que me quiera hacer creer que el aborto no es lo que es, resulta de imbécil.

Porque un practicante de abortos lo haga con la complicidad de un forzado ambiente social y con la connivencia de jueces, no deja de ser una acción criminal o, si procede, genocida.

La diferencia entre el stalinista y el abortista, es que el primero daba la cara como criminal por motivos ideológicos, mientras que el segundo va de victimita por motivos de negocio.

El aborto es un crimen. Y quien lo practica es un criminal. Y no pasa nada, no nos hemos de escandalizar por esa nomenclatura, sí por esa realidad. ¿No era legal la esclavitud? ¿O el asesinato de los niños espartanos que nacían con taras? ¿O la tortura y descuartizamiento como sentencia legal?  Pues ahora es legal el crimen del aborto, y ya está. ¿Para qué vamos a cambiar el lenguaje y la ciencia?

En lo que a mí respecta, no me fío un pelo de un abortista. Quien es capaz de asesinar por dinero o por comodidad, ¿qué no hará conmigo si es mi socio, empleado o jefe?