Desde Fumanchú, el cine nos ha presentado a los chinos cómo crueles y aviesos.
Creí
que era un estereotipo, pero con esto de la covid-19 parece que Fumanchú se
queda corto.
Primero
la milonga de los murciélagos y de los pangolines.
Luego
la noticia de que había sido una fuga accidental de virus de un laboratorio
chino. Luego leí una noticia, en la que los propios chinos reconocían esta
versión.
Luego
se retractaron y volvieron al murciélago.
Al
tiempo ocultaban la extensión del virus en China.
Y en
plena pandemia dejaron e incluso incentivaron que ciudadanos chinos
contaminados viajaran por todo el mundo.
Hoy
domingo leo en las noticias que los chinos ocultaron algunas de las secuencias del
virus para dificultar su investigación.
Un
investigador norteamericano ha conseguido algunas de esas secuencias
investigando documentos perdidos en Internet en lo que llaman la nube, que cada
vez entiendo más por qué le llaman la nube.
Y
ahora esos mismos chinos nos presentan un hermano del Homo sapiens qué llaman
el Homo longi u hombre dragón.
Es
un cráneo fósil de un homínido qué dicen que fue coetáneo con el Homo sapiens.
Los
chinos llevan años intentando demostrar que hay una línea humana qué es
exclusivamente China, es decir que los chinos son una especie diferente al
resto de los terráqueos.
Para
ello van presentando restos fósiles sin contexto geológico y orígenes oscuros,
que te van encajando a martillazos en el
panel de la especie humana.
Este
es el caso del hombre dragón, un cráneo que aparece ahora y que se descubrió al
parecer hace más de 100 años en un contexto desconocido.
Durante
estos 100 años ha ido deambulando de mano en mano para aparecer hoy como el
icono di la nueva especie del hombre chino una especie distinta y sino al
tiempo, superior.
No
me creo nada que venga de los chinos.
Visto
lo visto, creo que todo lo chino, no es más que un cuento chino.
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