viernes, 3 de diciembre de 2021

España y los turrones de Navidad.

Ayer decía que era tal la situación política y social española, que resultaba muy probable, a mí modo de ver, que el gobierno no llegará a comerse el turrón en su palacio.

Pero visto cómo va el asunto, pienso ahora que quiénes no nos tomaremos el turrón ni en casa ni en ningún sitio, somos los españoles.

Si me hubieran explicado, en el mercado persa en que se ha transformado la política española, nunca me lo hubiera creído.

Pero creo esa transformación tiene su mérito.

Porque quién ha conseguido reunir a semejante selección de escoria humana en un mismo momento histórico de paz y bienestar,  tiene mucho de meritorio.

Meritorio para mal naturalmente, pero meritorio.

Toda está morralla intelectual y humana que está protagonizando la política de la España de hoy es como para conservarla en formol y exponerla en una vitrina de horrores.

Siempre hemos conocido una España de buenos y malos, porque esta es nuestra triste naturaleza.

Pero la España de hoy es la de malos y peores.

¿A quién vamos a votar en las próximas elecciones, si ya no tenemos al ínclito Ruiz Mateos y los payasos de la panoplia no tienen gracia mi esencia?


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