domingo, 5 de diciembre de 2021

Mi amigo Nemesio y su separación.

Ya te he hablado por lo menos en otra ocasión, si no en más, amable lector, de mi querido amigo, el buen Nemesio.

No es un nombre común ese de Nemesio, pues ni el corrector de Word me lo sabe escribir bien, pero es un nombre tradicional español, creo que extremeño. A mí me gusta y que además conjuga muy bien con su apellido que también me gusta y que no pongo por discreción.

Bien. Volviendo a mi amigo Nemesio, debo decirte que está casado con una mujer con la que discutían muy a menudo. Demasiado.

No porque no estuvieran de acuerdo en asuntos de fondo por razones consistentes, sino porque quizás a su mujer le faltaba o sobraba un algo y cualquier opinión de Nemesio era motivo de discusión, sea cual fuera la opinión, trascendente o intrascendente.

Incluso Nemesio a veces, por puro juego intelectual no exento de cierta malicia, le planteaba en una misma discusión opiniones opuestas a un mismo asunto y ambas opiniones le eran discutidas rechazadas por su mujer, qué en sus arrebatos, probablemente ni escuchaba lo que Nemesio le decía.

Uno de los motivos frecuentes de discusión era que ella le pedía que se separara, que se marchará de la casa. Su sola presencia le incomodaba, le decía en momentos de arrebato.

Nemesio le contestaba que se separara ella y que él le ofrecía todos los recursos económicos y más que pudieran estar a su alcance, que necesitara para vivir.

Pero semejantes facilidades nunca fueron ejecutadas por su mujer.

Nemesio no entendía por qué, si tan incómoda le era la situación a su esposa, que incluso le llegaba a pedir con violencia que se muriera de una vez, ¡como si dependiera de él! no tomaba la iniciativa y se marchaba.

Al principio creía que era por no correr con los gastos de la separación, que hoy pueden llegar llegar a los tres mil euros.

Por ello le ofreció correr también él con esos gastos. Pero su mujer siguió en sus trece pidiendo la separación y deseándole la muerte sin dar ningún paso para obtener la separación.

Luego Nemesio se dio cuenta de que lo que debía influir en su mujer, era el qué dirán en su círculo social, dónde estaba mal visto eso de la separación. Sin embargo, si era el marido el que lo daba, la mujer pasaba de quedar en mal lugar, a quedar como una víctima de un matrimonio inadecuado.

Por ello fue al fin mi amigo Nemesio fue quién tuvo que dar el paso.

A todo esto me dirás, querido lector, ¿por qué no acabó de una vez y al principio, con todo este desajuste y disparate?

 Pues muy fácil, porque Nemesio se había comprometido a mantener el matrimonio hasta la muerte y su palabra estaba por encima de su bienestar.

Con este compromiso la situación duró hasta que el bienestar se transformó en supervivencia, lo que moralmente libró a mi amigo Nemesio del compromiso adquirido en su día.

Había además un matiz que Nemesio debía valorar con equidad; ¿su esposa era mala o estaba loca?

Porque si estaba loca se trataba de una enferma y su obligación era estar a su lado.

Pero si era mala, debía alejarse de ella lo antes posible para no verse afectado por su maldad.

Y en ese discernir pasó el tiempo, hasta que Nemesio se dio cuenta de que las cosas no son blancas o negras y que hay muchos matices de grises.

Parece una perogrullada, pero la vida no es una película clásica de dibujos animados, es una visión en 3D con matices muy complejos de realidades humanas a veces de difícil interpretación.

Necesitó años en darse cuenta de que efectivamente, su mujer era una persona a la que le faltaba un algo que se hacía evidente con malas formas y malas acciones, quizás porque fluían a través de una pequeña beta de maldad.

Eso una persona avezada lo hubiera visto pronto, pero Nemesio es noble, es algo panoli y estaba enamorado.

Noble, panoli y enamorado... ¿Pero quedan todavía ejemplares de esos?

Jesús de Nazaret dijo que Dios permitía el acta de repudio a los antiguos judíos, porque eran duros de corazón.

Pero que, en su nuevo discurso, decía, eso quedaba abolido y la relación matrimonial pasaba a ser hasta la muerte.

Los protestantes, también cristianos pero duros de corazón, aceptan el divorcio ignorando la nueva norma de Jesús. ¿Deben ser una referencia para nosotros?

Bueno, ya he comentado en este blog que los hermanos protestantes, son eso, protestantes, reaccionarios, y nunca un reaccionario puede ser referencia de nada sólido.

Los católicos, más fieles a las enseñanzas de Jesús, solucionan el problema de la incompatibilidad en la convivencia entre personas casadas, con la separación. Y, si procede, con la nulidad matrimonial.

No sé en detalle la creencia de mi amigo Nemesio, pues no hablamos de esas cosas. Pero, en cualquier caso, ya tiene dado el primer paso. Si es católico, otros dos o tres mil euros y quizás obtenga la nulidad de su matrimonio. Es un camino más incierto y más caro, para llegar al mismo lugar.

Aunque quizás, mi amigo Nemesio no desee llegar tan lejos y tan sólo sea un hombre de honor.

Lo que sería más raro, pues hoy la palabra no la cumplen ni católicos, ni protestantes, ni hombre que no sea un labriego temeroso de Dios.

Posdata a 6 de diciembre de 2021.

¡Queda sólo un mes para qué los Reyes Magos me traigan todo el carbón que me merezco y pueda tener estufa gratis este invierno!

Voy a matizar un poco lo que dije ayer sobre los costes de una separación y nulidad matrimonial.

Esto no es un diario de noticias ni soy un periodista de investigación, pero quiero matizar algo en lo que hay más tabú que realidad y de lo que la gente no está informada. Donde no hay luz no hay verdad.

Decía que los precios de una separación o de un divorcio (ya la mayoría de la gente se divorcia directamente) son hoy, en Barcelona (España), de unos dos  o tres mil euros si hay acuerdo, un hijo y un mínimo de patrimonio.

La cifra puede elevarse a una fortuna si hay más hijos, no hay acuerdo y el patrimonio familiar es elevado.

Por otro lado, el coste de una nulidad matrimonial puede irse hoy, en Barcelona, a unos dos mil euros.

Quiero matizar esto último. Ese importe es el de la minuta del abogado.

Lo calculo sobre la de un abogado misógino y poco ético, que conozco, que va de católico influyente conseguidor de nulidades imposibles.

Pero me da la impresión de que de esa cantidad, la Iglesia se debe quedar algo simbólico por la gestión. El resto es negocio del abogado.

Soy muy crítico con la Iglesia Católica, pero me debo rendir a la evidencia de que la Iglesia no mercachiflea con sus sacramentos.

Hay personas que van de católicos profundos y que son verdaderos sinvergüenzas. Desgraciadamente es una especie muy extendida.

Pero la Iglesia Católica como Institución, creo que ya lo he mostrado en más de un lugar de este blog, es algo muy serio y coherente.

Puedo decirlo con la boca grande, porque la Iglesia no me da de comer ni tengo ninguna relación con ella, aunque creo que desde mi distancia, cada vez la conozco mejor.

En lo que a mí respecta, sólo soy un indigno cristiano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario