Autores afirman que Jesús fue esenio, es decir miembro de la secta de judíos que estaban enfadados con el judaísmo oficial, por creerlo flácido y contaminado por el mundo.
A
los esenios se los sitúa en un monasterio emplazado en el Norte del Mar Muerto,
de dónde proceden los famosos manuscritos conocidos como Los Rollos del
Mar Muerto.
En
Internet tienes abundante documentación. Entre ella, muy técnica pero no la
mejor por interesada, la del arqueólogo y rabino Adolfo Roitman, responsable de
su custodia y cuidado.
Hace
años que le sigo con interés de discente.
Me
he documentado con los mejores que he sabido, del mundo de los esenios, para
llegar a la conclusión evidente de que Jesús no fue esenio.
Hoy es
un misterio lo que Jesús hizo durante la mayor parte de los treinta años de su vida privada.
Pero
abandonándonos a la especulación de la inescrutable vida del que fue Dios y Hombre,
podemos afirmar, con toda la certeza de equivocarnos, que la vida privada de
Jesús transcurrió en los mismos términos que su vida pública, es decir
conociendo su tierra y sus gentes.
Intuyendo
la personalidad de Jesús y teniendo en cuenta su Naturaleza, el sentido común
no me lo puede presentar haciendo de amanuense, en un perdido monasterio de un
perdido desierto, estudiando y escribiendo sobre enseñanzas erróneas de terceros,
que quizás podían haber sido de algún provecho a un judío medio para avanzar
perdido en su conocimiento y ejercitar sus neuronas.
Pero
esos conocimientos y cualquiera otros, eran absolutamente banales para el hijo
de Dios.
Además,
Jesús no podía haber colaborado en la difusión de un mensaje falso.
Al
no ser citado en los Rollos, resulta evidente que no fue persona relevante en
el monasterio.
Los esenios esperaban a un Mesías y hablaban, pensaban, meditaban y escribían sobre
él.
De
haber estado Jesús, el Mesías, entre ellos, sin que tan sabios y santos hombres
supieran ver que lo que tenían ante sus narices, habría dejado como Cagancho
en Almagro, a tan fervientes como equivocados seguidores.
Cosa
que el Señor, en su caridad, no hubiera querido que se pensase cuando siglos después
se conociera de su existencia y dedicación.
En
consecuencia, al no ser Jesús persona relevante entre los esenios, es evidente
que no estuvo allí ni le conocieron.
Es
más, pensar que Jesús, en el tiempo de su vida privada, estuvo con los esenios,
con los hindúes o con quien sea, es tomarlo por un hombre en busca de
conocimientos para realizarse.
Y
eso, el más elemental sentido común, nos concluye que es una tontería en un ser
que por su naturaleza es Dios y Hombre.
A no
ser que queramos desprenderle de su naturaleza de Dios, en cuyo caso podríamos
afirmar que, en su vida privada, dedicó tiempo a aprender taquigrafía, por
ejemplo.
Si
eres lo suficiente vacuo y superficial, me dirás ¿y hacer de carpintero?
El
trabajo manual es una parte importante de la vida monacal.
Jesús.
Siendo carpintero predicó eso que tanto ha iluminado al hombre enlazándolo con
la oración.
Ora
et labora, la base de nuestra civilización cristiana.
Ya está bien por hoy.
Mañana, si Dios quiere, hablaré de Juan, el Bautista. ¿El sí fue esenio?
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