Como no sé si habrá mañana, adelanto a hoy la entrada que prometí y demoré.
Hay autores a los que no les cabe duda de que Juan el Bautista, pariente de Jesús, fue esenio.
Los esenios son una escuela filosófica judía, de la que hablé en la entrada del
pasado viernes 28 de octubre: Jesús, ¿fue esenio?).
Esos
autores piensan que Juan era esenio, por la naturaleza de vida que llevaba; apartada del mundo, frugalidad
extrema y gran espiritualidad.
No
voy a entrar en detalles porque no me apetece extenderme.
Efectivamente
San Juan Bautista tenía esas cualidades y sin duda muchas más que no se ponen
de relieve porque resultan evidentes a la vista del personaje. Pero, ¿fue esenio?
Los
esenios, como buenos judíos, guardaban extremadamente la pureza de las formas.
Llamó
mucho la atención a los arqueólogos la cantidad de piscinas para limpieza
ritual que había en el monasterio esenio de Qumrán a unos 25 Km. en línea
recta de Jerusalén, monasterio del que hablé en la referencia citada.
Es
decir, los esenios cuidaban mucho qué tocaban y qué comían.
San
Juan Bautista comía langostas (el insecto, no el crustáceo) y miel, alimentos permitidos por el judaísmo, siempre que no se cuele en la miel ninguna abeja o parte de ella. Imagino que los esenios seguirían la misma
norma.
Pero
San Juan el Bautista se vestía con pellejos de animales muertos (camellos), que
no cabe duda que para cualquier judío ortodoxo, aún hoy, supone una vestimenta de lo más
impura.
Flavio
Josefo famoso historiador judío poco apreciado por los judíos, cita también a
un tal Banus, un eremita del desierto, quizás contemporáneo de San Juan,
que comía como San Juan, pero se vestía de hojas. No tenemos más referencias de
ese personaje.
Muchas
veces me pregunté si el Bautista hubiera podido vestir algo menos impuro que un
pellejo de cadáver. Parece que sí.
A la vista de todo esto, es muy probable que Juan Bautista pudiera compartir aspectos de la filosofía de los esenios, pero que no podría denominarse esenio el sentido estricto del término. No hubiera sido admitido en la comunidad. Los esenios no hubieran consentido que nadie se vistiese de tal forma.
Pero hay otra razón más de fondo: Juan el Bautista supo reconocer, ya desde el seno materno, en Jesús, al Mesías.
En
este aspecto, los esenios estaban en Babia y seguían esperando a un Mesías.
Por todo ello, creo que a pesar las apariencias, se puede afirmar con rotundidad, que San Juan no fue esenio.
Busca tu criterio.
Este
criterio, lo podrás forjar tras un tiempo suficiente de estudiar y orar.
Sin
embargo, es éste un terreno resbaladizo, donde el estudio tiene su límite.
Se precisa que de vez en cuando, aparezca un indocumentado como un servidor, que no teniendo nada que perder, se atreva con tesis atrevidas.
Atrevidas pero con una base
relativamente firme, que autores sesudos no se atreven a aventurar por temor a
perder imagen.
En
un ámbito más prosaico y técnico como es la Economía, aunque es una disciplina
compleja por incorporar elementos sociológicos, me dio recientemente por
escuchar conferencias y entrevistas de un antiguo colega, hoy economista de
prestigio que aparece mucho en determinados medios.
Estuve
intentando soportar lo que decía, pero me decepcionó sobremanera.
Ahora
que es afamado ha de ir con pies de plomo y procurar no salirse de la ortodoxia
o del convencionalismo, para no meterse en camisas de once varas que le podían
hacer perder minutos, de los bolos en los círculos sociales que se
interesan por la economía.
Mi
compañero, con la experiencia y el conocimiento, había perdido interés.
O
quizás el conocimiento no había crecido al ritmo de la fama.
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