martes, 10 de junio de 2008

Cine: "Natividad"

Hace unos días hablábamos de cine (“Spielberg, las calaveras y el New Age”, 31.05.2008). Vamos a volver a hacerlo.

En uno de los comentarios al artículo de referencia, cité la película “Natividad” (“The Nativity story”), que fui a ver en su estreno pues nada había en la cartelera que me atrajese, salvo “El gran silencio”, del que hablaremos otro día. La película, de nacionalidad estadounidense, está dirigida por Catherine Hardwicke y sus actores principales son Keisha Castle-Hughes (María) y Oscar Isaac (José). El guión de Mike Rich. Se estrenó en España en diciembre de 2006.

“Natividad” fue muy polémica desde el principio, pues a pesar de ser presentada en el Vaticano en un acto muy concurrido (siete mil personas) y luego presentada en España bajo el auspicio de Departamento de Cine de la Conferencia Episcopal, adolece sin duda de una serie de fallos y carencias que si bien pasarían inadvertidos o ignorados en otra temática, el asunto que trata es suficientemente trascendente como para que en este caso no fuera así. Sin embargo me ceñiré a mi modesta opinión sobre la película, en la que incluso sus carencias y errores me parecen aprovechables para realizar una catequesis con nuestros hijos o amigos.

“Natividad” narra – como sugiere el título - la historia de los años anteriores y posteriores al nacimiento del Redentor. La película está bien ambientada y en momentos resulta entrañable. Toda ella está salpicada de imágenes que nos ayudan a revivir en nuestra mente aquellos años en tierras al límite del Imperio Romano.

En general y salvando matices, es una película que se puede ver como sano entretenimiento, pero sin pretender que sea un catecismo católico. Mal podría serlo cuando, a pesar de que el guionista fue asesorado por especialistas católicos, la directora es presbiteriana, he leído que muy próxima al catolicismo, pero protestante en definitiva y por lo tanto con una sensibilidad de los temas marianos opuesta a la de los católicos. Con todo, creo que es un gran mérito para su fe haber abordado este reto, reto que quizás le ayude a definirse.

Algunos detalles de la película me llamaron la atención por desentonar, pero creo que no deben condicionar su visualización. Sólo hay un error de bulto que superé pensando en la buena fe de la directora; en la escena del nacimiento de Jesús, María sufre dolores de parto.

Es dogma de fe de la Iglesia católica que María fue virgen antes, durante y después del parto (III concilio de Cartago. 397; concilio de Calcedonia. 451; concilio de Constantinopla II. 553; concilio de Letrán. 649; concilio de Constantinopla III. 681; concilio de Toledo. 675; concilio Lateranense III. 1179; concilio Lateraniense IV. 1215; concilio de Lyon II. 1274; concilio de Trento. Constitución "Cum quorumdam". 1555; concilio Vaticano II. Constitución dogmática “Lumen gentium”. 1962;…). Los dolores que la Virgen María sufre en el parto según la película, no implican negar el dogma de la virginidad, pero sí dan pie a hacerlo menos creíble.

También es dogma de fe que María nació sin pecado original (concilio de Trento, 1555; Pío IX. Epístola apostólica “Ineffabilis Deus”. 1854; Pío XII. Constitución apostólica “Ad Coeli Reginam”. 1954;...), por el que las mujeres paren con dolor. Por tanto, la Virgen parió sin dolor. Para los católicos, la escena de la Virgen gritando de dolor durante el parto, o su postración después de él, es una desafortunada licencia artística, o una herejía. Yo me quedé creyendo en lo primero.
La película, salvando sus deficiencias, me gustó. Está el mercado cinematográfico tan escaso, que se recibe como agua de mayo todo lo que tiene un poco de “chicha” para morder. En cualquier caso, es una buena película para reunirse con los amigos y los hijos, verla y luego discutir sobre los errores doctrinales que se puedan observar. O para hacerlo con los lectores de un periódico digital.

Publicado en aragonliberal.es en junio de 2008