Escribí esto hace dos o tres días, antes de oír las
alegaciones de Alvise por su comportamiento.
Me parecieron unas alegaciones fundadas y
racionales.
Las entendí y me convencieron, pero hoy escribiría
lo mismo.
Creo que el Alvise Pérez, ha metido la pata hasta el
corvejón.
Ha pisado la línea roja.
Pisotear la línea roja.
Traspasar la línea roja.
Son cosas que hacen los malos.
Los buenos, ni se han de acercar a la línea roja.
Aunque sea muy duro, el fin no justifica los medios.
Sí los miedos.
Los jueces, no han de ser la basura mediática,
azuzada por la basura política.
Creo que Alvise lo ha hecho lo suficientemente bien, como para no haber cometido ningún delito; dice haber aceptado dinero privado para su campaña política, pero a título personal.
No como asociación electoral.
Saber si es o no delito lo que ha hecho, deberá
salir de una acalorada discusión entre fiscal y defensor.
Está bien.
Pero también está feo.
Creo que yo hubiera hecho lo mismo, pues por mi
oficio estoy bragado en hacer eslalon con la ley.
Pero está feo.
Algunas pirulas de las que he hecho, han sido de primera línea, tan populares como desconocidos sus preámbulos.
Pero está feo.
Las volvería a hacer.
Y seguiría estando feo.
Pero no fueron hechas por maldad, sino por reto.
Mi justificación es que no soy una persona pública.
Ni deseo serlo.
Ni hombre público.
Mi mujer pública.
Me divierte lo que hace Alvise.
Pero debe cuidarse de explicarlo bien.
Con lenguaje para tontos, que semos los más.
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